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viernes, 21 de noviembre de 2008

Las actividades en Kuching


Muy bien, ya sabéis que he estado dos veces en Gunung Mulu y que entre medias he hecho las actividades que tenía programadas con la agencia, esas que os comenté por primera vez hace mucho tiempo cuando os empecé a escribir sobre Borneo.

¿Y qué son las actividades esas? Pues visité un centro de rehabilitación de orangutanes, estuve como dos días y dos noches en una aldea Ibán y visité un día el Parque Nacional Bako. A Bako volví más tarde con Zuzana porque así también lo podía ver ella y a mí un día sólo se me quedó un poco corto, así que sobre Bako os cuento otro día.

El centro de rehabilitación de orangutanes se llama Semenggoh y está cerca de Kuching. En malayo, como en la mayoría de los idiomas, se llaman igual, pero se escribe separado: orang-utan, y es que en malayo "orang" significa "hombre" y "hutan" significa "selva", así que ya sabéis de donde viene el origen de la palabra orangután. Los orangutanes vivieron hace mucho tiempo en una amplia zona del sudeste asiático, pero ahora sólo pueden encontrarse en las islas de Borneo y Sumatra. Durante muchos años los orangutanes han sido cazados por los pueblos indígenas por su carne, por sí misma esta no es una razón para la disminución de su población, pero unido a los incendios, la deforestación por la industria maderera y las plantaciones de palma de aceite y su caza para souvenirs o el tráfico ilegal de mascotas, todo junto hace que los orangutanes hayan ido desapareciendo. Hoy en día los orangutanes son una especie protegida.

En Malasia hay dos centros de rehabilitación de orangutanes: Semenggoh en Kuching, en Sarawak, y Sepilok en Sandakan, en Sabah. En estos centros se reeduca a los orangutanes que son encontrados en cautividad para su reinserción en la selva y también son un punto de información y acercamiento para que la gente aprenda sobre los orangutanes. Pero existe una controversia en cuanto a su funcionamiento. Estos centros no están cerrados, sino que están abiertos a la jungla, y tienen unas horas de alimentación para los orangutanes, así que si los orangutanes tienen hambre vienen a esas horas a comer. Esto hace que los detractores lo vean como una atracción turística haciendo que los orangutanes que van a comer habitualmente pierdan sus hábitos de alimentación natural en la selva. Yo creo que las cosas no son blancas o negras. Es verdad que a las horas de alimentación es un poco como un espectáculo para los visitantes, pero hay orangutanes que por diferentes motivos no pueden ser reinsertados porque no se adaptan a los grupos de orangutanes salvajes; esto ocurre por ejemplo con orangutanes que han pasado demasiado tiempo en cautividad. Así que esos orangutanes pueden vivir en libertad con el apoyo de los centros de rehabilitación, ya que de otra manera morirían en la selva. Y si con esto se puede recaudar fondos gracias a las entradas o souvenirs, pues tampoco me parece tan mal.


De ahí nos marchamos a la aldea Ibán. Cuando pedí a la agencia en Kuala Lumpur que me lo preparara les dije que prefería ir sólo y no con un grupo de turistas, aunque tuviera que pagar más, porque lo que quería es hacer fotos de su vida normal y no de como se comportaban delante de los turistas. Así que después de cuatro horas en coche y media hora en una barca río arriba llegamos allí. Este sí que era mi primer paseo en canoa, y es de las cosas que más me han gustado, ir en la canoa de madera larga y estrecha por el río en medio de la selva.


Los Iban, como muchos otros pueblos en Borneo, viven en aldeas donde la construcción principal se llama "Longhouse". Una Longhouse, como su propio nombre indica, es una casa muy larga, y el concepto viene siendo asimilable a lo que nosotros llamamos "chalet adosados". Imaginaos una Longhouse vacía por dentro y la dividís a lo largo en dos partes (tenéis dos partes largas y estrechas); ahora una de esas dos partes alargadas la dividís en muchas otras partes (como los chalets adosados) y la otra la dejáis vacía. Pues eso es más o menos una Longhouse, muchas viviendas unifamiliares en un mismo edificio, normalmente de madera, que comparten una zona común. Esta es la zona común de la Longhouse que estuve visitando.


Esta zona está relativamente resguardada del calor y a salvo de la lluvia, y por las puertas entra luz para poder trabajar en ella. Aquí es donde se sientan, para hacer las alfombras, cestas y otros objetos que luego utilizan para su vida normal o para vender como objetos de artesanía.


También es la zona de relación social, cuando no tienen otra cosa que hacer se sientan aquí a hablar entre ellos o simplemente para estar tranquilamente. Esta gente no sabe lo que es el estrés, y lo digo en el buen sentido, no como crítica, y en general son menos expresivos que nosotros, imagino que por su modo de vida. Muchas veces podría parecer que están aburridos, pero simplemente están ahí, viendo pasar la vida. A veces me pregunto qué pasará por sus cabezas en esos momentos, en qué piensan... no me puedo hacer a la idea, no sé cómo es su perspectiva de la vida, sus necesidades, sus ideas o cuales serán sus preocupaciones; porque desde luego no son las notas que saca el niño en el colegio, la hipoteca, el seguro del coche, las próximas vacaciones, la política... la crisis económica mundial...



Y desde luego me niego a pensar que durante tantas horas su pensamiento sea algo así como "va a llover". En serio que me fascina la facilidad que tienen para llevar una vida sencilla; claro que eso es porque yo estoy acostumbrado a la vida en Madrid o ahora todo el día para arriba o para abajo. Probablemente ellos pensarán que cómo podemos llevar nosotros una vida así con relativa facilidad, porque desde luego nuestras vidas tiene infinitas más preocupaciones que las suyas.

Esa tarde estuve haciendo fotos casi todo el rato y por la noche hicieron una representación de la danza típica que hacían cuando los guerreros volvían a la aldea después de cortar unas cabecitas o simplemente después de una larga expedición. Mira que les dije que no hacía falta que actuaran delante de mí, que no tenían que hacer nada que no quisieran... pues nada. La sensación de "tenemos que hacerlo" que tenía durante el baile era continua. Primero hizo la danza el hombre y luego una chica, los dos bastante interesante, sí, y puedo entender que me viniera bien por las fotos, vale; pero que luego me sacaran a mí y al guía, nos pusieran un gorro con plumas a cada uno y nos pusiéramos los cuatro a bailar en círculos.... eso sobró de todas, todas. El único que se reía era el guía porque le importaba un pimiento. A petición popular aquí tenéis, una foto mía, para que no os quejéis os pongo una con el gorro de plumas en la cabeza. Podéis ver la cara de entusiasmo que tiene el hombre, creo que la chica y yo hicimos lo que pudimos.


Al día siguiente por la mañana nos fuimos río arriba para ver alguna de las cosas que hacen. Primero recolectaron cañas de bambú, recogieron una grande y varios brotes jóvenes para cocinarlos en la cena.


Llegamos a una zona en la que había un pequeño río con agua más clara y estuvieron pescando un rato para ver si cogían algo para la comida. Cogieron tres peces pequeños con la red, y buceando con unas gafas un poco antiguas y un arpón un poco rudimentario uno de los chicos pescó una gamba de río. Todo esto se pone en una rama y listo para cocinarlo en un rato.


Así que con eso y con lo que habían llevado desde la aldea prepararon la comida de una manera muy interesante. El menú era: algo de carne, los peces que acababan de pescar (y otros llevados de casa) y, por supuesto, arroz. Todo esto se prepara al lado del río con lo que la madre naturaleza te pone a disposición en su gigantesca cocina. ¿Por qué utilizar una cazuela cuando puedes utilizar una caña de bambú para cocinar el arroz y la carne?. Receta de arroz a la caña de bambú: Coge una hoja grande que has secado previamente y envuelve en ella el arroz. Reservar.


Vamos con la caña de bambú que acabas de coger en la selva. Córtala en tramos más pequeños teniendo cuidado de dejar un nudo en uno de los extremos. Ahora mete las hojas secas rellenas de arroz dentro de las cañas de bambú.


Ve al río más cercano, coge agua limpia y rellena los tramos de bambú. Cocinar a fuego moderado en la hoguera que acabas de hacer.


Una vez cocido el arroz, abre la caña de bambú con tu machete y sírvete, con la mano, claro, la cantidad que desees para acompañar la carne que has cocinado de la misma manera y el pescado que has hecho a la brasa.


Como os había dicho, el guía había llevado más pescado porque obviamente sabía que no iban a pescar suficiente para que comiéramos él, el hombre que nos llevaba, sus tres hijos y yo.

De vuelta en la aldea, seguí haciendo fotos de la gente hasta que vinieron a enseñarme un par de cosas: cómo utilizan la cerbatana y las peleas de gallos. Lo de la cerbatana bastante interesante porque me pareció bastante fácil y preciso, con lo inútil que soy yo en temas de puntería acerté las dos primeras y la tercera me salí por muy poco.


No os quejaréis ¿eh?, dos fotos mías en el mismo día.

Las peleas de gallos son una tradición que ahora es ilegal en Malasia, especialmente si hay apuestas de por medio. Las peleas de gallos sólo pueden hacerse con un permiso especial que se concede para algunos festivales o para demostraciones turísticas como en este caso, pero deben pararse antes de que uno de los dos gallos salga herido, o lo antes posible, claro.


Siempre que veo esta foto no puedo evitar pensar que es el gallo "Trinity" de Matrix y mi cabeza intenta ponerse a girar alrededor de los gallos voladores.

De todas formas, las peleas de gallos ilegales siguen siendo una realidad en Malasia, es cuestión de buscar, pero puedes gastarte tu dinero en las peleas de gallos todas las semanas.

Poco más tarde nos fuimos a cenar. En este tipo de visitas el guía lleva comida para los turistas y para la familia que los "acoge", aunque en mi caso yo no dormía en la vivienda de la familia, sino en otra caseta al lado de la Longhouse. El guía cocina ayudado por gente de la familia y se hacen varios platos para todos. Esa noche cocinaron los brotes de bambú y los platos habituales: arroz, pollo al curry, verduras fritas... Durante mi visita, se preparaba la comida, se ponía toda en el suelo y siempre era yo el que empezaba a comer el primero. Imagino que en el caso de un grupo de turistas primero comen los turistas y luego la familia, pero en mi caso empezaba yo y al rato iban viniendo los demás. Esa noche el guía les dijo que si podíamos comer todos juntos, yo lo prefería, pero aún así fui yo el que se sentó primero y empecé a comer antes que ellos.


En Malasia (como otros sitios) mucha gente come con las manos, bueno, mejor dicho, con la mano derecha. Pero no os creáis que sólo lo hacen en casa o en los restaurantes cutres de barrio, es así incluso en las bodas (en las bonitas, como la que os puse hace tiempo), así que no os penséis que es cosa de los Ibán o de los indígenas. Eso sí, lo que no vais a ver ni de coña, a no ser que vayáis a un sitio especial, es un cuchillo; aquí se come todo con tenedor y cuchara. De hecho yo lo primero que voy a hacer en cuanto llegue a casa es tirar todos los cuchillos a la basura. O si no al primer malasio que venga a visitarme le voy a llevar al Cuarto y Mitad a comer un chuletón y le voy a poner delante un tenedor y una cuchara, a ver qué es lo que hace.

Después de cenar nos quedamos hablando alrededor de la luz de una lámpara de aceite, bueno, mejor dicho, se quedaron hablando ellos y yo mirándoles, porque yo hablar Ibán... pues como que no se me termina de dar bien.


En la mayoría de los poblados tienen generadores eléctricos que encienden por la noche, así que ahora hay mucha gente que ve la televisión o ve películas en DVD o VideoCD (que aquí se lleva mucho). Aun así hay mucha gente que hace la "vida normal", es decir, se reúnen en grupos a hablar en la zona común de la Longhouse. Aunque a veces ves a un grupo de gente que solamente está sentada alrededor de una vela sin decir nada, simplemente estando ahí.


Al día siguiente nos volvimos a Kuching por la mañana. Nada más coger el coche, por la pista de grava del embarcadero a la carretera, el coche se estropea y tengo mi primera experiencia conduciendo por la izquierda y con el volante al otro lado. Nunca me hubiera imaginado que sería así, conduciendo un Protón (marca nacional malaya) que se caía a trozos, con más kilómetros que el transiberiano, prestado de una Longhouse Iban a un amiguete del guía y por un camino de cabras. Cosas que tiene la vida.

El fallo era la bomba de la gasolina, lo arreglaron por la tarde y nos volvimos con una peste a gasolina que tiraba de espaldas. Nos paramos a cenar por el camino y llegamos a Kuching por la noche, por lo menos a tiempo para la visita del día siguiente al Parque Nacional Bako.

Lo que pasó después ya os lo sabéis, un montón de historietas varias en Kuching. Menos mal que le dejé claro a la agencia que no me tenían que llevar al día siguiente al aeropuerto.

¿Cuándo llegas?


Pues al final me he decidido a comprarme el portátil este pequeñajo. Lo único que esta semana que estoy otra vez viajando, voy un poco más apretado y no tengo mucho tiempo, cuando llego al hostal lo que quiero es, o hablar un rato con la gente, o irme a dormir. Pero hoy sí que tengo tiempo, os escribo desde la estación de tren de Gua Musang, más exactamente desde el despacho del personal de la estación porque fuera no hay enchufes. Mi tren sale dentro de 5 horas así que prefiero enchufar el ordenador y que se vaya cargando.

He venido a este pueblo porque la guía de Lonley Planet dice que hay una cueva cerca de la estación, que el camino hasta ella es difícil pero que merece la pena. Bueno... estoy de acuerdo que el camino es complicado, pero yo describiría mi sensación al llegar allí
más bien como "bastante decepcionante". La cueva a lo mejor no está tan mal (aunque tampoco es para tirar cohetes), pero está llena de basura y pintadas, así que he venido aquí para nada.

Imagino que ya habréis notado que no he vuelto el 11 de noviembre, y para eso he tenido que cambiar mi billete. Es gracioso, cuando pregunté en Madrid al chico de Malaysia Airlines cuánto me contaría cambiar mi billete de la tarifa de 3 meses a la de 6 meses me dijo que 150€. Así que entonces pensé que me sacaba la de tres y que si lo necesitaba, por ese precio, me cambiaba el billete. Bueno, pues no le hagáis nunca caso al chico de Malaysia Airlines de la oficina de Madrid. Cuando llegué a Kuala Lumpur pregunté en el aeropuerto para asegurarme y me dijeron que me costaba 360€. Entonces pensé que mejor lo hacía todo en tres meses y me volvía. Luego ocurrió que se me alargó el tiempo en Borneo y decidí que pagaba los 360€. Nada más volver de Borneo fui a las oficinas de Malaysia Airlines a cambiar el billete y cuando fui a pagar me dijeron que eran 417 Libras... Unos 535€. Vaya por Dios, lo caro que está todo, si es que el pescado está por la nubes... y las patatas... ni te digo... bueno, bueno... y los billetes de avión, esos sí que están por las nubes... esto debe ser cosa de la crisis esa tan mala. Nada, es demasiado dinero, no cambio el billete y decido ver si lo puedo solucionar de alguna manera. Sólo tengo una semana y prácticamente no he visto nada de la península.

Pero tengo un plan B. En agosto, cuando iba por el Ministerio de Cultura de planta en planta preguntando por los actos de celebración de la "Merdeka" sin que nadie tuviera ni idea, terminé por casualidad en un sitio que había una rueda de prensa del Festival Internacional de Cine de Kuala Lumpur, que es del 26 al 29 de noviembre. Asi que me puse a hablar con el chico que estaba en la puerta y me llevé una bolsa con una camiseta y otros regalitos. Cuando volví de Borneo me puse en contacto con él diciéndole que estoy interesado en asistir al Festival como fotógrafo pero que para eso tendría que cambiar mi billete de avión. Tras un par de correos y mientras espero una respuesta se lo pongo muy claro: si el Festival se hace cargo del cambio de billete de avión me comprometo a hacer fotos en el festival y a contactar con medios españoles o sudamericanos que pudieran estar interesados en el festival (cosa que haría de todas formas). Finalmente, tras una conversación con la directora del Festival, llegamos a un acuerdo y la semana pasada cambié el billete y la directora me dio el importe del cambio (2400 ringgits).


Así que el 10 de diciembre por la noche cojo un vuelo a Londres y llego el 11 por la mañana. Y el 17 de diciembre cojo otro vuelo de Londres a Madrid y llego a las 5 y media de la tarde a la T-4. Zuzana vuela directamente de Kuala Lumpur a Madrid (con escala en Frankfurt) y llega el 18 sobre las 10 de la mañana. De momento no vamos a estar mucho en Madrid, el 21 nos vamos a Eslovaquia a pasar las Navidades en casa de Zuzana y volvemos el 27. La Nochevieja la pasaremos en Cáceres, como todos los años, y luego en enero... pues no sabemos todavía. Ya os diremos cuando sepamos algo.

Nos vemos...

lunes, 3 de noviembre de 2008

¿Por qué Javi da tantas vueltas por Borneo?


Esto de contaros por donde voy pasando está muy bien, pero si sólo os cuento este tipo de historias os perdéis los pequeños detalles que construyen la aventura. Así que antes de seguir os voy a contar un par de cosas para que vayáis entendiendo por qué mi viaje por el norte de Borneo ha sido un poco caótico (esta va con poquitas fotos).

Mi plan después de dejar a Zuzana y Tomas en Miri era ir a Kuching, en el sur de Sarawak, y empezar a visitar los dos estados de abajo hacia arriba. La idea era que, después de hacer las actividades que tenía preparadas por la agencia en Kuching, iría la Oficina de Turismo de Sarawak (en inglés Sarawak Tourism Board, es decir STB) para pedir información y ver si estarían interesados en comprarme alguna foto. Después de eso seguiría hacia el norte hasta el parque Gunung Mulu viajando por tierra y parando en los sitios que fueran interesantes. Luego pasaría a Sabah donde visitaría los sitios interesantes de ese otro estado y me volvería a Kuala Lumpur. Como véis todo muy bien pensado y ordenadito.

Así pues, la última noche de la actividad con la agencia, al llegar a Kuching y antes de irme a la cama en el hotel que me habían reservado, me fui a buscar un albergue baratito para la noche siguiente. Encontré un sitio que parecía que estaba bien y reservé una cama en el dormitorio común para una noche.

Cuando salí del albergue recordé que cuando fui al periódico en Kuala Lumpur a enseñar mis fotos de la celebración del día de la independencia, el editor gráfico jefe me dijo que cuando fuera a Borneo le llamara y me daría los contactos de sus fotógrafos allí por si necesitaba alguna ayuda. Así que le llamé por teléfono, hablamos un rato y me mandó un mensaje con el teléfono de Nadim, un fotógrafo local en Kuching al que llamé y con el que quedé para el día siguiente. A la mañana siguiente (viernes) me fui para el albergue... y allí cambió todo.

Nada más llegar conocí a Anddreas, un guía local al que le encanta la fotografía. Después de hablar con él un rato y decirle que quiero ir al STB a buscar algo de financiación me escribe en un papel el nombre de su amigo que trabaja allí, me dice que hable con él y que le diga que voy de su parte. Así que como veo que la situación es favorable, decido que cuando vaya al STB también voy a preguntar por financiación para el libro que me gustaría publicar con fotos del viaje en Malasia.

En la reunión con el STB parece que en cuanto a ayudas en Sarawak puede ser un buen primer contacto, relleno un formulario de solicitud de patrocinio y el chico me dice que se lo entregará a su jefe y que ya me dirán. Para facilitar las cosas dejo bastante abiertos mis viajes adaptándome a sus necesidades. Desgraciadamente para la financiación del libro el STB no es el sitio adecuado porque ellos no financian con dinero, para eso me recomienda que hable con el Ministerio de Turismo y me da la dirección y el teléfono de la sede en Kuching.

Cuando salgo de allí llamo inmediatamente al ministerio y cuando una mujer me responde al teléfono, automáticamente empiezo a contarle la historia que le cuento a todo el mundo: “Soy un fotógrafo freelance español que estoy trabajando en Malasia durante 4 meses y bla, bla, bla…”. A los 15 segundos me corta y me dice “¿pero qué es lo que quiere exactamente?”… a lo que desde lo más profundo de mi corazón y sin pensarlo sale una sola palabra clara y concisa: “sponsorship”. Un silencio de un par de segundos, me pasa con un hombre al que le explico lo mismo y me dice que le de mi número de teléfono y que me llamarán en un rato. Una respuesta un poco atrevida esa de “sponsorship”, pero así no hay ninguna duda ni malentendido, saben que voy a pedirles pasta. A los 20 minutos me suena el teléfono y es del Ministerio de Turismo: tengo una entrevista el lunes a las 2.

Con todo esto, como comprenderéis, decido quedarme el fin de semana en Kuching en espera de todo lo que pueda pasar el lunes. Así que aprovecho el fin de semana para darme un par de paseos con Nadim, el fotógrafo, pasar el rato con Anddreas escuchando historias de Sarawak, y disfrutar del ambiente en el albergue, que la verdad está bastante bien. El albergue lo llevan unos jóvenes Ibán. Los Ibán son uno de los pueblos indígenas de Sarawak, quizás el más conocido, y si vais a algún poblado alguna vez, es muy probable que sean Ibán. Estos chicos son bastante modernos, tocan la guitarra (casi todas las noches) y visten de una manera bastante actual, aunque muchas veces sin camiseta. Durante los días que estuve allí hicieron una fiesta de cumpleaños para uno de los del albergue a la que todos estuvimos invitados.


Otro día Anddreas decidió que sería divertido hacer una cena para todos los que estábamos en el albergue, así que se fue a comprar comida para todos y luego cocinaron varios platos típicos (Anddreas es el de amarillo).


Y prácticamente cada noche la gente del albergue se entretenía tocando la guitarra en la terraza... después de varios días me sabía las canciones de memoria.


En general un ambiente de fiesta y haciendo nuevos amigos, la verdad es que estuvo bastante divertido.


Dos de de los chicos de allí tienen un taller de tatuajes donde hacen tatuajes tradicionales Ibán. De hecho, todos los chicos que llevan y trabajan en el hostal tienen tatuajes Ibán tradicionales, está muy bien, porque intentan mantener vivos los tatuajes Ibán. Hoy en día estos tatuajes se están perdiendo poco a poco, ya que en las tribus no hay “necesidad” de mostrar las proezas de los distintos viajes o como cortadores de cabezas, que es lo que simbolizaban hace años. Durante el fin de semana Ernesto y Robin, los del estudio de tatuajes, iban a hacerle un tatuaje tradicional a un chico de Estados Unidos que vive en Corea y que había venido desde allí para hacerse el tatuaje (y de paso a visitar Malasia), así que me dijeron que si quería podía ir a hacer fotos de la sesión. Estos tatuajes tradicionales se hacen con dos varas, una de ellas tiene la aguja (las hay más finas o más gruesas) y con la otra se van dando golpecitos para ir dibujando el tatuaje.


El lunes por la mañana hablo con Nadim respecto a la entrevista en el Ministerio y me pregunta que si tengo pantalones largos, que al Ministerio es mejor ir con pantalones largos porque si no a lo mejor no me toman tan en serio. Como podéis imaginar, en el plan que viajo y con el tipo de sitios que voy visitando, pues mucha ropa formal no me he llevado a Borneo. Así que Javi se marcha al centro comercial, se coge un par de dependientas para que le ayuden y se compra unos pantalones y… atención… ¡una camisa! A lo mejor algunos de los que leéis esto no me conocéis tanto, pero verme en camisa quizá no es lo más habitual precisamente. Que no cunda el pánico, la camisa la llevo por fuera. Procuré comprarme las dos cosas a juego con mis botas de montaña aprovechando que son de piel, porque desde luego no me iba a comprar unos zapatos.

Así que salgo del albergue totalmente preparado y con algo de tiempo hacia la dirección del Ministerio que me ha dado Anddreas unos minutos antes. Llego allí y empiezo a preguntar por todos los lados para encontrar donde está la persona con quien me tengo que entrevistar (como es habitual en todos los sitios por aquí, preguntar mil veces hasta que consigues averiguar lo que quieres). Después de un cuarto de hora, busco la dirección que me dio el chico del STB y resulta que no es allí donde tengo que ir, vaya. Salgo a la calle y se ha puesto a diluviar, una de estas lluvias tropicales tan majas. Me cojo un taxi y le doy al taxista la nueva dirección, son las 2 menos 5. Medio minuto más tarde recibo una llamada; que el señor del ministerio acaba de terminar una reunión, que lo sienten mucho pero que posponen nuestra reunión para el día siguiente a las 9 de la mañana. Al albergue.

Por la tarde intento hablar con el chico del STB con el que estuve hablando el viernes y no está en la oficina. Definitivamente dejo las cosas estar, mañana será otro día.

Al día siguiente a las 9 estoy en el Ministerio de Turismo y me entrevisto allí con dos personas. Desafortunadamente no podían ayudarme en la publicación del libro porque quiero que el libro sea de toda Malasia y no sólo de Sarawak, así que me dijeron que tengo que solicitar la ayuda a través de la sede central del Ministerio en Kuala Lumpur. Una pena porque de verdad creo que si hubieran podido decidir sobre la subvención me la habrían dado, estuvimos hablando durante 2 horas y media y estaban muy interesados en mi proyecto. Incluso me dijeron que en el STB dijera que había estado hablando con ellos, ya que conocían al jefe del chico con el que había estado hablando. Esto es más importante de lo que parece porque la Oficina de Turismo de Sarawak depende del Ministerio de Turismo a la hora de gestionar su presupuesto, así que una recomendación del Ministerio es bastante favorable a la hora de tomar decisiones en el STB.

Desde allí me fui a las oficinas del STB pero el jefe estaba de viaje y no iban a tener una respuesta hasta su vuelta el miércoles por la mañana. Al día siguiente me reúno con el chico del STB y finalmente no me hizo falta ninguna recomendación, el STB me patrocinaba con 200 ringgits el viaje al Parque Gunung Mulu y con 1000 ringgits (en total las dos cosas son unos 250€) un viaje con Anddreas como guía al centro de Sarawak a visitar poblados indígenas de distintos grupos étnicos, entre ellos los Penan. Los Penan son el grupo que más ha defendido sus costumbres, sus tradiciones y sus tierras ante la llegada de los diferentes colonizadores que han pasado por la historia de Borneo; de ahí que sean de los mejores considerados entre los grupos étnicos que viven en Malasia.

Así que con todo esto decido que me voy inmediatamente a Mulu, reservo un vuelo para el día siguiente por la mañana de Miri a Mulu y me cojo un autobús nocturno de Kuching a Miri (12 horitas de viaje).

Antes de marcharme hablo con Nadim para contarle como ha ido todo. Nadim es musulmán y en esos días estábamos inmersos en el ramadán, ese periodo de tiempo en el que los musulmanes no comen, beben o fuman y reducen otra serie de actividades desde el amanecer hasta el atardecer. El ramadán cambia sus fechas cada año con respecto al calendario gregoriano (el que usamos nosotros), pero concluye con el año nuevo del calendario musulmán. En malayo, “Hari Raya” significa "día de celebración" y podría decirse que equivale a nuestra Navidad en cuanto a celebraciones. Este año el Hari Raya se celebraba el día 1 y 2 de octubre y, como muchas celebraciones en Malasia, se celebra con jornadas de puertas abiertas, en este caso en los barrios musulmanes. Así pues Nadim me invitó a pasar el Hari Raya con él y disfrutar de las jornadas de “openhouse” en su barrio la semana siguiente cuando volviera del Parque Gunung Mulu.

Hay que ver, y yo que pensaba pasar de puntillas por Kuching… y casi saco petróleo de aquí.