Y ya que estás aquí... ¿A dónde quires ir?

¿A Malasia o a Uganda?

¿O a lo mejor quieres saber por qué estamos en Uganda?




lunes, 6 de abril de 2009

Formula 1 en Sepang


Bueno, pues para variar un poco voy a contaros algo de actualidad.

Este fin de semana ha sido el Gran Premio de Malasia de Formula 1 en el circuito de Sepang, y ya que estoy aquí, que estoy reflejando lo más importante de Malasia y que la Formula 1 es el evento deportivo más importante del país, pues que menos que ir a hacer fotos ¿no?

Intenté conseguir una acreditación de la FIA, pero no me la concedieron. La FIA es muy estricta con las acreditaciones, pero aunque me fastidie reconozco que lo entiendo. Si le dieran una acreditación a cada fotógrafo del mundo que la pide, en los boxes no cabrían los coches, y como yo no tengo detrás un medio de gran distribución, aunque contaba con una carta de recomendación del Director de Lunwerg, pues me quedé sin pase de prensa.

Entonces, dos semanas antes de la carrera, fui a hablar con el Jefe de Prensa del circuito (al que ya conocía del año pasado) y le conté mi historia (de nuevo). Me confirmó que las acreditaciones de la FIA son muy pocas, para todo Malasia cuentan con 12 acreditaciones y el circuito tiene ya 2 fotógrafos. Entonces me dijo que para el resto de fotógrafos que no pueden acreditarse les dan un pase para que puedan entrar a todas las áreas del circuito y, por lo menos, tener más posibilidades de hacer fotos. Me dijo que le mandara un correo con mis datos y que me prepararían uno de esos pases.

Ese mismo día le envié un correo con todos mis datos y al día siguiente otro con la carta de recomendación de Lunwerg y preguntando si está todo correcto o necesitan algo más. No me respondieron, pero desde entonces empecé a recibir todos los comunicados de prensa del circuito de Sepang. Así que doy por hecho que todo es correcto.

Llega el fin de semana de la carrera y el viernes me voy a Sepang a ver las dos primeras tandas de entrenamientos libres, y cuando llego a la zona de acreditaciones, mi nombre no figura en ninguna lista. Hablo con el encargado y después de explicarle bien todo, de que pregunte a varias personas por el walkie y de intentar contactar con el jefe de prensa sin conseguirlo ni él ni yo, me dice que le dé mi tarjeta que va a buscar al Jefe de Prensa para hablar con él.

Al rato me llama por teléfono y me dice que no han recibido mis datos ni mi foto... yo le digo que no tenían foto pero mis datos sí, que había intentado contactar con ellos varias veces para confirmar que todo estaba correcto pero que no me habían respondido. Al final me dice que el Jefe de Prensa ha dicho que le envíe al móvil mis datos y una foto y que me harán el pase.

Nada más colgar cojo a un chico de la oficina de acreditaciones con un teléfono con cámara y le digo que le tengo que enviar mi foto y mis datos al Jefe de Prensa. Me hace la foto, escribimos el mensaje y se lo manda. Al poco tiempo llega el encargado de acreditaciones y me dice que me harán el pase pero que no estará hasta el día siguiente.

Como el viernes la entrada a las gradas principales era libre tampoco me importó mucho, así que me fui para allá y me puse a hacer fotos. Estuve haciendo barridos (o paneos) desde diferentes sitios. Hice cienes y cienes de fotos, pero casi todas del mismo estilo, para hacer muchas de las fotos que estamos acostumbrados a ver hay que estar a la altura de pista, desde las gradas no hay mucha variedad.


Por la tarde, antes de irme, me volví a pasar por la oficina de acreditaciones para confirmar que todo estaba correcto, porque no quería que el sábado me volviera a pasar lo mismo. Volví a hablar con el encargado, que volvió a no poder contactar con el jefe de prensa, y quedé con él en que le llamaría más tarde.

Cuando llegué a casa le llamé por teléfono me dijo que el Jefe de Prensa no había recibido el mensaje y que le enviara un correo con mi foto y mis datos de nuevo. Además de eso también le envié un mensaje al móvil para asegurarme que lo leía. Además vuelvo a llamar al encargado de acreditaciones para decirle que ya he mandado el correo, por si acaso.

El sábado por la mañana vuelvo a la oficina de acreditaciones y el encargado me dice que mi pase está hecho, pero que está todavía en las oficinas, que tengo que esperar como media hora. Durante de esa media hora hablamos de fotografía, porque él también es fotógrafo y hace reportajes de boda. En ese momento entra a recoger una acreditación Ralf Shumacher. Se arma un pequeño revuelo entre los chicos que trabajan allí y termino haciéndoles una foto con él a tres de ellos.


Este es Dean, el encargado de acreditaciones.

Pasado un rato llega mi pase. Es un pase para las zonas públicas del circuito. Sin boxes (como ya sabía) y sin acceso al paddock (ahí reconozco que tenía alguna esperanza). Bueno, menos es nada y puedo acceder a cualquier zona de público del circuito, desde la entrada más barata a la más cara.


Cuando salgo de allí decido ir a investigar diferentes zonas del circuito para ver desde dónde se puede hacer una buena foto. Al primer sitio que voy es a la grada frente a la primera curva (K1 en el mapa).

El día anterior había estado en casi todas las zonas de las gradas frente a las dos rectas principales del circuito (la zona marcada como Mall Area en el mapa, pintada de naranja haciendo una V), y desde luego a mí me pareció bastante más interesante la grada de fin de recta que las del día anterior.


Así que me quedo allí esperando a la salida de una de las carreras que se celebran el sábado: la primera manga de la GP2 Asia Series. Mientras espero, me fijo en la pantalla gigante que se ve desde allí, donde en ese momento hay una imagen fija de la curva que está delante de mí. Pero... como se ve la curva en esa pantalla no es igual que como la veo yo... se ve mucho mejor ¿Dónde está esa cámara?

Me pongo a buscar la cámara por todos los lados, detrás de mí, al final de las gradas... hasta que miro para arriba. Allí, en el final de la estructura de la cubierta se ven unas pequeñas plataformas. Me asomo un poco como puedo y parece que sí, que es ahí donde está la cámara.

Me quedé para hacer fotos de la salida de la GP2 Asia Series, estuve haciendo un par de fotos más, y después me fui a la zona principal para seguir haciendo fotos.


Desde las gradas principales frente a los boxes comprobé que la cámara estaba donde yo pensaba, y también comprobé que al lado de la plataforma donde estaba la cámara había otra plataforma, sola... triste... abandonada... Ese era el sitio.


Me dediqué a hacer fotos y a ver la carrera, que en esta también corren algunos españoles. Este es Roldán Rodríguez, que el domingo en la segunda manga terminó cuarto.


Después de esta carrera hubo otra de la Formula BMW Pacific, y más tarde la clasificación de la Formula 1 en la que, para variar, seguí haciendo fotos. Vamos, que las tengo de todos los colores, sabores, desde aquí, desde allí, más cerca, más lejos... pero todas desde arriba.



Eso fue todo, después de la clasificación, a casa a descansar para el día siguiente.

Por la noche, grabé un CD con las fotos de los chicos de acreditaciones con Ralf Schumacher para dárselas al día siguiente y de paso preguntarles por la plataforma de la cámara de televisión. Estaba casi seguro de que no me iban a poner pegas y siempre es bueno poder recurrir a alguien de la organización cuando vas a hacer algo que no se deja hacer a todo el mundo.

Al día siguiente llegue con tiempo de sobra, fui primero a acreditaciones, les di el CD y me dijeron que no había problemas para subirme a la plataforma. Hasta uno de ellos me dijo que se pasaría por allí media hora antes de la carrera para abrirme por si la escalera de acceso a la plataforma estaba cerrada.

Muy majos estos chicos de acreditaciones. Aquí a la gente le encanta hacerse fotos, así que después de pasar bastante rato allí con ellos durante los tres días, al final cuando me iba una de las chicas dijo que se quería hacer una foto conmigo, y al final acabamos haciéndonos fotos todos juntos con las cámaras de todos, ya sabéis de esto de "espera, espera, ahora con la mía". Y claro, yo no iba a ser menos, que también quería tener mi recuerdo de esos ratos en la oficina de acreditaciones.


Desde allí me marché a la zona principal de nuevo y ya sabéis, más de lo mismo: muchas fotos. La primera carrera que había era la segunda manga de la GP2 Asia Series, en la que antes de empezar se puso a llover. La salida se retrasó casi media hora y al final empezó la carrera con lluvia.


Más tarde dejó de llover y la segunda manga de la Formula BMW Pacific se pudo celebrar sin problemas.

Lo siguiente era ya la carrera. La gente empezaba a llegar, las gradas se iban llenando y se empezaba a ver más ambiente.


Cuando habían llegado ya las personas importantes, los pilotos salieron a pasear en autobús por el circuito y mientras tanto salió un grupo a la pista a hacer una representación preciosa con tambores y chinos dando saltos y corriendo con banderas.


Y después de eso se empezó a preparar todo para la carrera. Así que yo me marché para subirme a la plataforma. El pase que me habían dado,en sí mismo no es nada especial, de hecho es el mismo que tienen todas las personas que trabajan en la zona principal, aunque sea limpiando los cristales o vendiendo perritos calientes. Pero yo, además de ese pase, me puse la acreditación de Tourism Malaysia que me dieron en agosto cuando el desfile de la independencia ¿Os acordáis?


Llevar ese pase (el de la derecha) junto con el del circuito ayuda, la gente muchas veces intenta hacer las cosas más fáciles para los periodistas. Cuando llegué a donde las escaleras, el hombre que daba acceso a esa zona me dijo que los fotógrafos teníamos que entrar por otro lado, y yo le respondí: "No, no, si yo voy a la plataforma de arriba", señalando las escaleras, y el hombre me dijo "ah, ok, ok... pues pasa". Estuve esperando un rato a que viniera el chico de acreditaciones y cuando vi que no llegaba (cosa que me esperaba) llamé a Dean, que me dijo que no iba a poder venir nadie.

Como la escalera estaba abierta le dije al hombre de la puerta: "Que me voy para arriba", y arriba que me fui.

Mi plan era estar allí durante la salida y las primeras vueltas, después irme a la zona frente a los boxes entre las vueltas 15 y 25, que era cuando estaba prevista la primera parada en boxes, y luego marcharme al final de la última recta para estar a la entrada de la última curva. Además desde ahí se ve gran parte de la zona trasera del circuito y hay una pantalla gigante.

Pero no. Cuando llegué a la plataforma y vi lo que se veía desde allí pensé "a donde voy a ir yo mejor que aquí". Si es que se veía medio circuito prácticamente. Definitivamente mejor que cualquier entrada que puedas comprar en taquilla.


Además lo había estado pensando antes y el día anterior. Yo no necesito "la foto" del Gran Premio, un adelantamiento o algo así. Si la tengo, estupendo, pero lo que yo necesito es una foto de la Formula 1 en Sepang para el libro que quiero publicar, es decir, una foto representativa del circuito. Lo más representativo del circuito de Sepang es la torre que hay en la última curva antes de la recta de meta, entre las dos rectas, con la estructura de la cubierta, muy parecida a esta.


Pero esa foto yo no la puedo hacer, para eso necesitaría estar a pié de pista en el exterior de la curva con el gran angular para hacer la foto con los coches y la torre, y si puede ser con cielo azul y nubecitas blancas. Como no puedo estar en ese sitio, creo que la foto más representativa que puedo hacer de un Gran Premio de Formula 1 en Sepang es desde ahí arriba en la primera curva de la primera vuelta, aunque los coches se vean más pequeños.

Pues ahí estaba, preparado para hacer la foto y viendo abajo a todos los fotógrafos acreditados que estaban pegados contra la valla para sacar su foto.


Debían estar todos menos uno, que también había tenido la feliz idea de subir a la plataforma y estaba a mi izquierda. Eso sí, de cielo azul y nubecitas blancas nada, porque a esas horas, aunque todavía hacía sol, ya se veía venir lo que iba a pasar, además que desde ahí arriba sí que se veía venir bien, desde lejos.


Empezó la carrera y saqué la foto que necesitaba (más bien unas cuantas), y me quedé allí haciendo fotos de las llegadas de los coches al final de recta. Bueno, y también disfrutando de la carrera, a mí me pareció muy interesante todo lo que vi desde ahí. Eso sí, a Alonso, mejor que le den un coche que corra un poco más, porque bastante se defendió.

Algo más tarde empecé a pensar si ir a la zona de meta para la primera parada, pero estaba empezando a llover y pensé que a lo mejor no me daba tiempo a llegar sin ponerme como una sopa, así que decidí quedarme donde estaba.

Y empezó a llover, como se pone a llover aquí de vez en cuando. Llueve como si se fuera a acabar el mundo durante un rato y luego para. Y claro, con todos los coches bailando por el circuito o saliéndose a disfrutar del césped, pues pararon la carrera. Así es como se "veía" desde donde yo estaba el momento cuando pararon.


Y así, esperando hasta que decidieron que se iban para casa. Un poco decepcionante, me hubiera gustado ver como terminaba todo, otra vez será.

Lo que me preocupaba ya en ese momento es si iban también a suspender el concierto que el circuito de Sepang había preparado para después de la carrera y que tenía bastantes ganas de ver. Ya no llovía, pero lo mismo empezaba a llover, aquí nunca se sabe.

Llovió un poco antes del concierto y mientras actuaban los primeros grupos pero luego paró. Yo no sabía que había teloneros, desde Sepang sólo habían anunciado a bombo y platillo el número fuerte. Primero pinchó un DJ malasio después actuó un grupo también malasio que no lo hacía nada mal, se llamaban Maliq & D'Essentials, estos dos estuvieron bien. Pero después, fue impresionante. Salieron al escenario siete negros que no había visto en mi vida y empezaron a cantar a capella de una manera asombrosa. Se llaman Naturally Seven. En serio que me encantaron, fue un sorpresón.



Y después empezó el concierto que tanto habían anunciado. Reconozco que es un concierto al que incluso hubiera ido pagando, pero encima así... mejor que mejor. Después del concierto ya me volví a casa, después de un fin de semana largo, cogiendo autobús al aeropuerto y tren a Kuala Lumpur. Mereció la pena.

Bueno, os dejo un par de fotos del concierto. No dejaban pasar a fotógrafos a la zona entre el público y el escenario, pero cogí un buen sitio. Imagino que no hace falta comentar que el concierto estuvo genial, me hubiera gustado disfrutarlo con vosotros, que sé que a bastantes os gusta. Otra vez será.




Y ahora la pregunta.

¿Y de Fernando Alonso no tienes fotos?

Pues claro. Corriendo...


De cerca...


Saludando...



O qué os pensábais...

viernes, 20 de marzo de 2009

Karamuak


Después del fin de semana subiendo el Kinabalu, Zuzana se marchó el domingo por la tarde; y yo, antes de ir al viaje por el interior de Sarawak, tenía una semana de tiempo. Así que lo que hice fue, el lunes a primera hora por la mañana, ir a la Oficina de Turismo de Sabah para proponerles si me quieren patrocinar, total, como ya me he acostumbrado a pedir. Me reúno con una mujer allí y queda en llamarme en un par de días.

Decidí que por la tarde me marchaba a Sandakan para hacer fotos por allí. Me volví al hostal, recogí mis cosas y cogí el primer autobús que salía para allá. Por la noche estaba ya en Sandakan buscando alojamiento; encontré un hostal con un dormitorio común limpio a un precio razonable y a la cama.

El martes por la mañana me dediqué a planificar los días que tenía, así que fui primero a la Oficina de Turismo de Sandakan y más tarde a dar un par de vueltas por la ciudad buscando agencias de viajes para ver qué ofrecían. Así descubrí una agencia de un fotógrafo local llamado Cede Prudente, con el que hablé por teléfono y quedamos en vernos por la tarde.

En la Oficina de Turismo me dieron un poco de información de sitios cerca de Sandakan, sobre todo en cuanto a visitas a la Isla de las Tortugas, a Sepilok, el otro centro de rehabilitación de orangutanes, y a la parte baja del río Kinabatangan, una de las zonas con más diversidad animal de la región. Pero lo más importante que saqué de allí fue la dirección de las oficinas del Yayasan Sabah Group en Sandakan. Esta agrupación gubernamental es la encargada de, entre otras cosas, gestionar las áreas reservadas de Danum Valley, Imbak Canyon y Maliau Basin. Estas zonas, en el interior de Sabah, son las mayores reservas naturales del estado y visitar Danum Valley era una de las cosas que quería hacer.

Así que lo primero que hice al salir de la Oficina de Turismo fue irme a las oficinas de Yayasan Sabah Group. A estas alturas ya estoy más que acostumbrado a buscar patrocinadores debajo de las piedras, pero como ya había hablado con la Oficina de Turismo de Sabah en Kota Kinabalu, a lo que iba esta vez era a pedir información.

Llego, cuento mi eterna historia de que soy fotógrafo, y en un minuto estoy sentado en la oficina de un hombre muy majete llamado Barnabas que me dice que le cuente qué hago por allí. Así que le hago un resumen de las cosas que hago y entre todas las cosas que le comento, como es normal, le hablo sobre el viaje que voy a hacer patrocinado por la Oficina de Turismo de Sarawak y que he estado hablando con la Oficina de Turismo de Sabah… pero sólo como parte de la historia. No sé, debe ser que lo cuento muy bien, porque Barnabas empieza a decir que es muy interesante y que él lleva un programa de homestay en Karamuak, un pueblo en el alto Kinabtangan, y que es una promoción muy buena para él.

En cuanto me quiero dar cuenta, Barnabas ha llamado a las 6 personas de su departamento a su despacho y los veo allí a todos de pie, yo sentado enfrente de la mesa de Barnabas mientras éste les cuenta mi historia y les va preguntando que cuántos días creen que necesitaría para ver un poco como es lo que tienen montado en Karamuak. En un rato está todo decidido, al día siguiente por la mañana me voy a Karamuak, tres días, con todos los gastos pagados y tres personas para que me ayuden en lo que necesite. Pero si yo solo iba a pedir información…

También aprovecho para preguntar por las zonas protegidas, que es a lo que yo iba, pero para visitarlas bien es necesario demasiado tiempo y yo no lo tengo, así que tendrá que ser otra vez. De hecho, pregunté que si con una semana podría visitar la zona de Maliau Basin y la respuesta fue "te da tiempo a cruzarlo". Bueno, hoy por hoy, con el tiempo que tengo, tendré que dejar esta zona para más adelante.

Cuando salí de las oficinas de Yayasan Sabah Group me fui a las oficinas de la Isla de las Tortugas. Para visitar esa isla tenía dos problemas, el primero es que hay que reservar con bastante tiempo de antelación, cosa que yo no puedo hacer porque no sé qué día voy a estar dónde. Y el segundo problema es el precio. Ir al Turtle Island Park suele costar a partir de 120€ un solo día y una noche; además las agencias piden un mínimo de dos personas, con lo que a mí me toca pagar el doble. A veces se puede negociar algo el precio, pero en un destino tan solicitado... muy difícil. Así que mi única opción es que me dejen ir como fotógrafo a cambio de algunas fotografías. Después de hablar con dos personas me dicen que imposible. Que le vamos a hacer, no siempre puede salir todo bien.

De aquí me marché a la agencia del fotógrafo. Mientras le esperaba estuve viendo sus fotos, unos libros que tiene y sus postales, estaban bastante bien, la verdad. Cuando llegó me estuvo aconsejando acerca de qué era lo que más me podía interesar por allí. Después de hablar un rato pensé que sería bueno ir con él al hostal que lleva en la zona baja del río Kinabatangan a ver más animalitos. Así que después de que me dijera que me hacía un precio amiguete quedamos en que cuando volviera de Karamuak iría a su hostal.

Con estos planes para cuatro días, y viendo que no tenía mucho más tiempo para visitar más sitios por allí, decidí que después del bajo Kinabatangan me iría a Kota Kinabalu y que de ahí me iría a Miri, que es desde donde empezaba el viaje al interior de Sarawak. Como tenía un par de días más y necesitaba salir del país para poder estar más de tres meses (que es lo que se permite de estancia entrando como turista), decidí que en vez de volar desde Kota Kinabalu a Miri, iría a través de Brunei y así aprovecharía para conocerlo.

Así que al final del día ya tenía planeado todo lo que hacer hasta el viaje por Sarawak. Por la tarde me fui al cine con una chica que estaba en el mismo hostal. La oferta no era muy amplia y hay que descartar todo el cine asiático porque los subtítulos en malayo no sirven de mucho. Así que terminamos viendo una comedia romántica de la que ya ni me acuerdo del título, sólo recuerdo que me la esperaba peor. Por lo menos los cines eran decentes, además una tarde de cine siempre es un placer.

Al día siguiente temprano está todo preparado para la excursión; nos montamos en un todoterreno el conductor, las tres personas que vienen conmigo y yo, y nos ponemos en camino hacia Karamuak. Después de unos 120 km por carreteras entre plantaciones de palmeras, giramos y nos metemos por uno de los muchos caminos que se pierden entre las plantaciones.

En estos momentos es cuando te das cuenta de porqué Malasia es el segundo productor mundial de aceite de palma. No es algo que no hubiera visto antes, en varios vuelos por ejemplo, pero de alguna manera ir por carreteras y caminos durante tanto tiempo rodeado de plantaciones te hace ser más consciente.

Durante muchos años la industria maderera y las plantaciones de palma para aceite han sido las dos mayores razones de la deforestación en Malasia y, al viajar entre todas estas plantaciones, es difícil no pensar con asombro que alguna vez todo eso era selva.


Me resulta difícil pasar por este tema de puntillas sin decir nada. Los que me conocéis sabéis que me encanta la naturaleza, los animales en su propio hábitat... En fin, reconozco que me provoca cierta tristeza ver tanta superficie que ya no es selva. Y es que, ahora que os escribo desde Kuala Lumpur, os puedo asegurar que echo de menos la selva. Las pocas veces que he podido asomarme a la selva desde que he vuelto y he podido escuchar sus sonidos tímidamente... me ha vuelto a fascinar y me he sentido como en casa.

A lo largo del tiempo que he estado aquí, he hablado con varias personas sobre el problema de la deforestación, especialmente con Cede Prudente, el fotógrafo que conocí en Sandakan y que colabora con World Wide Fund for Nature (WWF). Así que, aunque tampoco tengo mucha información al respecto, después de escucharles a todos, mi opinión es que en la situación actual hay que entender estas industrias sin las que Malasia no podría mantener el nivel de desarrollo que tiene. Por lo que me han contado, el gobierno de Malasia ha desarrollado leyes para impedir que la deforestación continúe, estipulando áreas protegidas e impidiendo que la superficie de selva disminuya. Esperemos que así sea.

De vez en cuando le pedía al conductor que parase para bajarme a hacer alguna foto, como iban por mí, pues siempre que lo pedía, el hombre paraba o daba la vuelta para llevarme a donde le decía. Así, tras un largo camino atravesando zonas de plantación y selva, llegamos al área que gestiona este departamento del Yayasan Sabah Group. Pero... ¿A qué se dedica exactamente el Yayasan Sabah Group?

Esta organización nació para regular la industria maderera en el estado de Sabah de manera que toda la población se beneficiara de ella, especialmente impulsando la educación. Pero hoy en día su actividad no se limita a este sector; actualmente sus diferentes departamentos se dedican también a la conservación de las áreas protegidas, a las plantaciones de palma, el gas, el petróleo o biotecnología entre otros sectores. En esta área, a través del Community Forestry Centre que tienen en Karamuak, se dedican a dos actividades fundamentales: el ecoturismo y, sobre todo, a ayudar a las poblaciones cercanas a sobrevivir en las nuevas condiciones en las que se encuentran. Estos pueblos vivían de la selva y de los recursos que el río les proporcionaba, pero hoy en día el entorno no es el mismo de antes, y han tenido que adaptar sus costumbres a los nuevos recursos como las plantaciones de palma para aceite.

Ese primer día me enseñaron las instalaciones que tienen en varios sitios, todo ello bastante bien preparado y en lugares muy agradables.


También me llevaron a un lugar donde hay unas pequeñas cascadas y donde la gente va a bañarse, aunque no os creáis que había sitio para hacer muchos largos.


Y finalmente llegamos a Karamuak, donde nos esperaba la mujer que lleva la organización allí. Me dieron la llave de mi cabañita y enseguida me enseñaron lo que tienen preparado y para qué lo utilizan.

En ese centro tienen unas aulas en las que, por un lado, enseñan a la gente de los pueblos cercanos cómo aprovechar los nuevos recursos y les proporcionan una educación básica; y por otro lado enseñan a los visitantes como es la zona y como se gestiona.


Es allí donde también tienen los alojamientos para el programa de homestay. Estos programas, que se pueden encontrar en bastantes sitios de Malasia, intentan estimular el turismo rural activo. Consisten en visitar algún pueblo y pasar unos días en contacto con la gente, viendo sus costumbres y disfrutando de su hospitalidad. La gente en Malasia es muy amable, y eso se acentúa más todavía en las zonas alejadas de Kuala Lumpur. Normalmente consisten en alojamientos básicos en pueblos más o menos pequeños en los que se preparan una serie de actividades. Además, como es lógico, es una de las mejores maneras de disfrutar de la auténtica gastronomía popular.

Me enseñaron los diferentes alojamientos que tienen, a los que les iba haciendo fotos, y me dieron un paseo por el resto del centro. Aunque el sitio no está en medio de la selva, ni mucho menos, para un paseo sí que está bien.


Karamuak está bastante en el interior y, aunque se pueda llegar por carretera o ya no esté en medio de una selva frondosa, pareciendo que está más desarrollado que otros pueblos, sigue teniendo sus limitaciones. Por ejemplo, esta chica estaba esperando un mensaje en el móvil.


Los móviles están colgados ahí porque es uno de los pocos sitios donde, de vez en cuando, hay un poco de cobertura. Aun así, después de un cuarto de hora se fue como había venido, sin mensaje y dejando el móvil ahí colgado, que es donde están todo el día a no ser que llueva.

Por la tarde, como tenía un poco de tiempo libre antes de la cena y desde el coche había visto un sitio desde el que me parecía que se podía ver un bonito atardecer, me fui para allá dando un paseo.

Llegué allí antes del atardecer y en la puesta de Sol me dedique a hacer unas pocas fotos. Es una pena que no hubiera más nubes, porque el sitio era bonito y tranquilo. Aunque no fue el atardecer más espectacular de la historia, pasé un muy buen rato allí.


Poco después, y antes de que se hiciera de noche, me volví al centro para cenar. Una de las chicas que vino en el viaje era la cocinera, aunque imagino que se dedica a hacer más cosas. No era la única que cocinaba, siempre había alguien que la ayudaba, pero os aseguro que tenía mano para esto de la cocina. No es que hiciera nada sofisticado, imagino que todos los platos que preparó durante los días que estuve allí eran platos normales para ellos, pero de verdad que estaban todos buenísimos.

Al día siguiente nos fuimos a hacer una excursión por la selva por uno de los caminos que hacen habitualmente con la gente que va allí. Cerca de Karamuak está el monte Tingkar (esta vez son solo 768 metros de altitud), en cuya cima en 1962 se estrelló un helicóptero y el piloto y el geólogo tuvieron que bajar andando hasta Karamuak. Es el que se ve en la foto del atardecer.

Se tarda en subir entre 2 horas y media y 3 horas. A mí no me pareció excesivamente duro, aunque también es verdad que las dos últimas semanas había hecho bastante ejercicio. Eso sí, de todas las rutas que había hecho hasta el momento esta era la más "auténtica" de todas. Tanto en el Parque Mulu como en el Kinabalu, los caminos están muy transitados y se puede seguir fácilmente un sendero. Este camino está más virgen, de hecho los chicos que iban primero llevaban un machete con el que de vez en cuando iban apartando las plantas que habían invadido el camino, de todas formas tampoco os penséis que era algo tipo Indiana Jones.


Después de tres horas subiendo y parándome a hacer fotos llegamos a la cima. Allí sacaron la comida y nos sentamos al lado del helicóptero a disfrutar de la comida y las vistas.


Cuando llegamos a Karamuak, de nuevo empapado en sudor, por supuesto, me di una ducha y me senté a descansar un rato en la terraza de la cabañita que me habían dado. A mí me parece que me dieron una de las mejores.


Esa tarde me llevaron a conocer a los "alcaldes" o los "jefes" del pueblo. Según me contaron, hay dos jefes que van rotando y que se encargan de diferentes aspectos, tanto del pueblo como en relación con las instituciones o de tomar decisiones para solucionar pequeños problemas de la gente del pueblo.



Además de estas dos personas, también me presentaron a una tercera, según me dijeron era el dueño de las plantaciones y el que se encargaba de mejorar los caminos de acceso o de algún otro proyecto pequeño.


Yo creo que se ve la diferencia.

Después de eso nos fuimos a cenar. Aquí, igual que pasaba en la Longhouse Iban, cuando se preparaba la cena, yo era el primero y después de que comiera yo comían los demás. Por supuesto yo les decía que no era necesario y que prefería que comieran conmigo. Esa noche les dije que prefería que cenásemos todos juntos porque era mi cumpleaños y me gustaría celebrarlo con ellos aunque sólo fuera cenando. Como esa noche al generador le había dado por no funcionar, tuvimos una agradable cena de cumpleaños a la luz de las velas.


Es gracioso, recuerdo como cuando estábamos terminando la cena les escuchaba al final de la mesa hablando entre ellos para cantarme el cumpleaños feliz, pero tenían problemas para recordar mi nombre (aquí, normalmente en este tipo de viajes, la gente te llama "señor"), cosa que me ocurre bastante a menudo por aquí. Así que al final debe ser que les dio vergüenza y no me lo cantaron. A mi me hizo la misma ilusión que si me lo hubieran cantado.

Al día siguiente me enseñaron lo que ese departamento del Yayasan Sabah Group ha hecho en el pueblo. Gracias a ellos ahora en Karamuak hay, entre otras cosas, un pequeño embarcadero de fácil acceso, una iglesia (os sorprendería la cantidad de pueblos indígenas de Sabah y Sarawak que son cristianos), un pequeño centro de salud y varios colegios para niños y niñas de distintas edades.



Después del paseo por karamuak me llevaron a pescar por el río Kinabatangan, bueno, más bien a enseñarme como pescaban, a mí esto de pescar tampoco es que me emocione. También me enseñaron un puente que habían construido sobre el río Kinabatangan y me llevaron a otro pueblo donde también estaban haciendo algún proyecto.

Después de la comida ya no quedaba tiempo para más, así que recogimos nuestras cosas y nos marchamos de vuelta a Sandakan para que a mí me diera tiempo a estar antes de las 6 en la agencia de Cede Prudente.

Durante esos tres días que pasé en Karamuak, desde luego que no he visitado los lugares más espectaculares de Malasia, pero sí que he vivido una parte del país que te pierdes si solo vas visitando los sitios típicos, he conocido a gente encantadora y, sobre todo, me lo he pasado genial. Además, visto desde la distancia y con tiempo, como lo veo ahora, y mientras os lo cuento aquí, lo aprecio más todavía.

Así que si algún día pasáis por aquí y os apetece pasar unos días diferentes y tranquilos, os lo recomiendo.


jueves, 29 de enero de 2009

Parque Nacional del Kinabalu


Este es el otro Parque Nacional de Malasia que, junto al Gunung Mulu, ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En él se pueden hacer muchas cosas, como las que hicimos
Tomaš y yo cuando vinimos la primera vez. Pero entre todas esas cosas, hay algo que es lo más importante que puedes hacer en el Parque Nacional del Kinabalu. Y es que el Kinabalu, con sus 4095 metros de altitud, es el pico más alto del Sudeste Asiático, o eso dice en muchos sitios, aunque según donde mires viene hasta el cuarto en esta clasificación.

A Zuzana y a mí nos gusta mucho subirnos por las montañas como las cabras, así que, cuando Zuzana supo que venía a trabajar a Malasia e investigó un poco sobre el país y enseguida encontró que una de las cosas que quería hacer era subir el Kinabalu. Entonces decidimos que cuando Zuzana tuviera algún puente lo intentaríamos.

Como ya os comenté, el año nuevo musulmán (el Hari Raya), que coincide con el final del Ramadán, es una de las fiestas más importantes del año musulmán… no me extraña, con lo comilón que soy, si a mi no me dejaran comer durante el día durante un mes, también celebraría el día que se terminara el Ramadán. Evidentemente el Hari Raya, en un país musulmán como es Malasia, implica unos días festivos a nivel nacional, más exactamente dos días festivos, que este año caían en miércoles y jueves. Justo el jueves anterior a Zuzana le dijeron que tendría el viernes del puente libre y me llamó para preguntarme a donde se sacaba el billete para ir esos cinco días.

Yo el Hari Raya lo iba a pasar en Kuching con Nadim, el fotógrafo, que me había invitado a ir a su barrio a ver como se vive allí. Zuzana me llamó por teléfono con la suerte de que justo ese día era el que yo estaba muriéndome en los Pináculos. Digi, la compañía de móvil que tengo yo no tiene cobertura allí, como en muchos otros sitios, pero aunque la hubiera tenido no creo yo que hubiese tenido fuerzas para sacar el móvil del bolsillo.

Así que Zuzana no pudo contactar conmigo y reservó el billete con lo que ya habíamos hablado antes, que subiríamos el Kinabalu. Cuando volví a los dos días a las oficinas del parque me encuentro por un sendero a una de las chicas que trabajan en el parque y me dice: "ha llamado Zuzana y ha dicho que ahora está en Singapur y que el miércoles llegará por la mañana a Kota Kinabalu". Así que nada de Hari Raya en Kuching y en su lugar me voy a subir el Kinabalu. ¿Veis? Otro cambio de planes, si es que no se puede planear nada.

Llamo a Anddreas para ver cuando ponemos el viaje al interior de Sarawak, Zuzana y yo nos ponemos en contacto, como podemos, entre Mulu y Singapur, y quedamos que en cuanto Zuzana llegue el domingo a Kuala Lumpur me reserva un billete para ir a Kota Kinabalu.

Una vez en Kota Kinabalu me pongo a buscar alguna manera de reservar todo lo que hay que reservar para subir el Kinabalu, pero claro, un puente como ese… imposible, está absolutamente todo reservado para los tres días en los que podríamos subirlo.

Aun así, Zuzana y yo decidimos que nos vamos al Parque el viernes por la mañana en el primer transporte que haya para que nos pongan en la lista de espera por si alguien falla y se queda alguna plaza libre.

Para descansar un poco antes de subir la montañita, decidimos que el miércoles nos damos un paseo por Kota Kinabalu para ver como es eso del Hari Raya. La gente se viste con trajes típicos, hombres y mujeres, y la ciudad se llena de colores vivos y de vida vayas por donde vayas. Además hay muchas celebraciones en las que los invitados se pone sus mejores galas.


También decidimos que el jueves nos vamos a las islas esas que todos conocéis cerca de Kota Kinabalu. Como yo ya he estado y además quiero pasar el día con Zuzana sin tener que preocuparme de si hago una foto aquí y ahora otra allí, me doy el día libre a mí mismo y me dejo la cámara en el albergue. Obviamente, como no tengo la cámara, cuando estamos en la isla de Sulug (la isla "desierta" del pié de
Tomaš), vemos al lado de las mochilas una lagartija preciosa a la que no le puedo sacar una foto decente. Bueno, por lo menos os dejo un video hecho con la cámara compacta que usa Zuzana en su trabajo, para que veáis un poco la isla y a la lagartija.



Esa tarde, volviendo de las islas nos llovió lo que no está en los escritos. Como ya estábamos empapados del barco de vuelta, decidimos volvernos andando, bueno, mejor dicho corriendo, desde el puerto al albergue. Muy divertido, cruzar la calle significaba que te cubriera por encima de los tobillos.

Al día siguiente a las 7 de la mañana estamos como un clavo, bueno, como dos clavos, en la estación de autobuses preparados para coger lo primero que salga hacia el Parque Kinabalu.

En cuanto llegamos al Parque nos vamos a la recepción y preguntamos si hay alguna cama libre en algunos de los refugios que hay en la montaña, pero… nada, todo está completo, y sin tener sitio en uno de los refugios no está permitido subir. Casi todo el mundo ha llegado ya y no quedan muchas plazas por cubrir, pero de todas formas nos apuntamos los primeros en la lista de espera. Además la mujer que es la jefa del control del alojamiento es una de esas personas frías a la que por mucho que le digamos que por favor, que si podemos dormir en la cafetería en el suelo, que no nos importa, no se le cambia la expresión de la cara ni a tiros.

Se supone que la gente llega antes de las 10, pero tenemos que esperar hasta las 12 por si acaso hay algún retraso. Esperamos una hora y volvemos a preguntar… nada. Como de esa mujer no vamos a sacar nada, intento preguntar a otra persona. Así que en cuanto la jefa está atendiendo a otras personas yo me acerco a preguntar a otra chica, que parece más maja, si alguien ha fallado, aunque ya sé que no, porque estamos los primeros en la lista de espera y si no, nos hubieran avisado. Cuando me dice que no ha habido ninguna cancelación le pregunto si no hay otra manera de conseguir subir aunque no haya plazas. Ella me dice que ellos no pueden hacer nada, que si acaso tiene que autorizarlo el jefe de los guardas forestales. Eso es lo que yo quiero saber, quién es el que nos puede dejar subir porque puede decidirlo por sí mismo.

Me voy a la ventanilla donde se pagan las tasas del parque esperando un momento en el que no haya nadie en la cola para preguntar por el jefe, pero siempre hay alguien pagando algo. Me voy a otra entrada de la oficina y ya alguien viene a ver que es lo que necesito. Entonces allá voy otra vez, saco mi tarjeta y suelto el discurso que tan bien me tengo aprendido: "Soy un fotógrafo español...". Llaman al jefe de los guardas y hablando con él me entero que de que hay una agencia que gestiona la via ferrata del Kinabalu y que tienen varias plazas reservadas para ellos, que vaya a hablar con ellos a ver si nos ceden alguna de las que tienen.

Vamos a la oficina de la agencia y nos dicen que sí que tienen alguna plaza pero que tendríamos que contratar alguna actividad con ellos. Bueno, la cosa va mejorando, por lo menos parece que podremos subir. Cuando estamos saliendo de la oficina de la agencia me suena el teléfono, son de la oficina, ha habido una cancelación de última hora de dos personas. ¡Bien!

Hablamos con la chica de la agencia que ha tenido la cancelación y nos quedamos las dos camas, pagamos las tasas, buscamos un grupo para unirnos y compartir los gastos del guía y del transporte hasta el punto de salida (se puede empezar desde las oficinas pero creedme que no es necesario, ya es suficiente el camino normal) y nos ponemos en camino.

La subida al Kinabalu. La opinión general es que es menos dura que los Pináculos, pero que también es muy exigente. Se empieza a subir desde los 1866 metros de altitud y ese día se hacen 6 kilómetros hasta los refugios, que están a 3272 metros (no hagáis la resta, ya os lo digo yo, son 1406 metros de desnivel). El segundo día se sube hasta la cima, pero con un pequeño detalle, se sube para ver el amanecer desde lo más alto del Kinabalu a casi 4100 metros sobre el nivel del mar (si tienes suerte y no está nublado, en el Kinabalu nunca se sabe), así que se empieza a subir alrededor de las 2 y media de la mañana, sí, habéis leído bien las DOS y media de la mañana. El objetivo es cubrir en algo menos de 3 kilómetros los 823 metros de desnivel restantes para estar arriba a las 5 y ver el amanecer. Después de eso se baja hasta los refugios, se come allí y se continúa hasta el principio del camino, en total 2229 metros de bajada.

Pues nada, vamos allá.

Durante el primer día se van atravesando los diferentes tipos de vegetación que hay en el Kinabalu. Se empieza en la selva y según se va ascendiendo el tiempo se vuelve más fresco y la humedad va descendiendo, la selva se va convirtiendo en bosque poco a poco, y a su vez el bosque va siendo cada vez menos frondoso hasta dejar paso a la vegetación de matorral de alta montaña. Las nubes aquí son muy cambiantes, se mueven muy rápido, y lo más probable es que durante la ascensión las superes y contemples todo tipo de imágenes como resultado de los juegos entre ellas y el Sol.


El camino no tiene pérdida, es fácil de seguir, el único problema que tiene es que el que lo construyó, o debía ser muy alto o no tenía muchas ganas de trabajar, porque los escalones que hay a veces te llegan a la altura de la rodilla. Durante la ascensión te vas cruzando con la gente que baja después de hacer cima (o no). Nosotros, con todo el lío de encontrar el alojamiento, hemos empezado a subir bastante tarde, así que nos vamos cruzando con los que bajan en último lugar. Se les ve cansados y nos vamos dando cuenta de que el paseo es largo.

A mitad de camino paramos a comer el paquete de picnic que te ha preparado la agencia, y durante la subida también paramos varias veces. Es muy interesante, hablas con la gente, de donde viene cada uno, porqué están viajando. En esta parte del mundo, en el Sudeste Asiático, hay mucha gente que viaja por periodos de tiempo más o menos largos, de entre un par de meses hasta varios años. Imagino que si vienes con un viaje organizado será más difícil encontrarte con ellos, pero si te sales un poco de los más convencional (y no digo mucho) os sorprenderíais la cantidad de gente que hace estas cosas.

Finalmente, por la tarde, llegamos a "Laban Rata", el refugio donde tenemos reservadas las camas. El paquete con la agencia incluye las comidas en el refugio para la cena ese día y la comida del día siguiente después de bajar de la cima. Las dos son tipo bufet libre, creedme que se agradece, y no porque sea yo, que si que me gusta comer, pero recuperar energías de la subida y prepararse para lo que espera al día siguiente es bastante importante.

Laban Rata, junto con otros refugios, se encuentra en la zona en la que prácticamente todos los excursionistas que suben el Kinabalu hacen noche. Son unas casas de madera en un lugar privilegiado. Después de cenar te puedes salir a la terraza a disfrutar del atardecer a más de 3000 metros de altitud.


Poco después nos vamos a dormir. Aunque es un poco pronto (a lo mejor las 8 ó las 9), no es demasiado difícil dormirse, el día ha sido largo y estamos cansados.

Dos de la mañana, que sueño.

Tras separarnos de la cama como podemos y abrigarnos lo mejro que podemos, nos reunimos con nuestro grupo y con el guía y salimos hacia la cima. El día anterior, como yo estaba "entrenado" de la semana anterior en Mulu, y Zuzana estaba algo más desentrenada por el trabajo de oficina, decidimos que yo llevaría la mayoría de las cosas en mi mochila. Esa mañana sólo cogimos una mochila pequeña con lo necesario para subir, así que Zuzana dijo que la llevaba ella. Bueno, sin el peso de la mochila, sólo con los casi 5 kilitos de la cámara y objetivos, he de reconocer que iba como nuevo, como una cabritilla saltando entre las piedras, como un niño corriendo de un lado para otro. Había una zona con cuerdas para ayudarse a subir… pues yo sin cuerdas y corriendo, parándome a cambiar objetivo y ver si puedo hacer alguna foto. Mi cámara trabaja muy bien con poca luminosidad, pero cuando es de noche… pues no hay mucho que hacer.


Zuzana estaba bastante cansada y gracias al guía consiguió seguir subiendo. Yo le cogí la mochila y entonces dejé de correr como las cabritillas, aunque aun así iba bastante mejor que cualquier otro día.

Al final llegamos a la cima del Kinabalu, 4095 metros, y nos hicimos la foto de rigor, por supuesto.


Lo habíamos hecho bastante bien, incluso diría que llegamos de los primeros. Cuando llegamos, aunque el cielo empezaba a clarear, todavía era de noche, así que buscamos un sitio para descansar y resguardarnos del viento. Por que claro, imaginaos, el pico más alto del Sudeste Asiático, no hay nada en miles de kilómetros a la redonda que pare el viento. Además, vale que estamos en el trópico, pero 4000 metros... es ya bastante alto. ¡Que frío! Por mucho que te resguardaras simpre tenías algo de viento, y con la camiseta empapada de sudor, claro.

Pasado un rato empezó a salir el Sol y contemplamos el amanecer desde la cima del Kinabalu.


No os creáis que hacer esta foto es sacar la cámara y hacerla. Con el frío que hacía en cuanto te sacas las manos de los bolsillos se te quedan congeladas, y cuando llevas medio minuto haciendo fotos, con el viento helado, ya no sientes nada. Llegó un momento que hacía las fotos con el dedo corazón porque con el índice ya no tenía ninguna sensibilidad y no sabía donde estaba el disparador.

Pasado un rato comenzamos el descenso. Bastante mejor que la subida, además, como se sube de noche y se baja de día, es completamente diferente. El macizo del Kinabalu es relativamente pequeño, es como un monte aislado en medio del resto de la isla de Borneo, así que las vistas son impresionantes.


A las 10 de la mañana estábamos de nuevo en Laban Rata y, como teníamos tiempo de sobra, decidimos que en vez de bajar inmediatamente preferíamos comer tranquilamente, dormirnos una siesta de una hora y luego bajar el resto del camino.

Así lo hicimos. Durante el camino de vuelta a las oficinas del parque, como nos ocurrió a nosotros el día anterior, nos íbamos cruzando con todos los valientes que se dirigían hacia los refugios para subir a la cima al día siguiente. Siempre intentábamos darles ánimos y hacerles ver que se puede conseguir.

Otras personas con las que te sueles cruzar mientras bajas de los refugios a las oficinas, es con los porteadores. Como os dije antes, las comidas en Laban Rata son de tipo Bufet, y todos los días hay bastante gente subiendo el monte Kinabalu, así que alguien tiene que subir todo eso, y desde luego en coche no se puede subir nada. Los porteadores locales, hombres y mujeres, llevan enormes mochilas o paquetes a la espalda, y suben con el calzado que tienen: chanclas, alpargatas, lo que sea. Así que, cuando te cruzas con ellos, te das cuenta de que podría ser mucho más duro.

Finalmente llegamos al principio del camino y cogimos la furgoneta que va bajando la gente hasta las oficinas. Allí te espera otra comida de bufet para recuperar las fuerzas que te has dejado en la montaña durante dos días. Después de comer, nos volvimos a Kota Kinabalu con otros chicos que habíamos conocido durante la subida y la bajada en los dos días.

En Kota Kinabalu, esa misma noche, nos dimos una sesión de masaje de pies y piernas que nos vino de maravilla. Y al día siguiente otra ración de islas para terminar de recuperar antes de que Zuzana volviera a su trabajo el lunes y yo me marchase a seguir con mis excursiones.

Una última cosa, si alguno os estáis planteando subir el Kinabalu, tenéis que saber que hay otra opción a hacerlo como lo hicimos nosotros, o como lo hace todo el mundo. Todos los años se celebra un evento que se llama la Climbathon y que ya os podéis imaginar de qué se trata. Es una carrera que consiste en subir y bajar el Kinabalu, corriendo, está claro. En total son 21Km, es como una media maratón pero con un poco de cuesta, de hecho, si lo pensáis el desnivel acumulado es incluso negativo (según el mapa de la carrera). La gente se lo hace en poco más de dos horas y media, así que tampoco debe ser tan difícil.


Así que venga, ¿quién se anima?