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viernes, 21 de noviembre de 2008

Las actividades en Kuching


Muy bien, ya sabéis que he estado dos veces en Gunung Mulu y que entre medias he hecho las actividades que tenía programadas con la agencia, esas que os comenté por primera vez hace mucho tiempo cuando os empecé a escribir sobre Borneo.

¿Y qué son las actividades esas? Pues visité un centro de rehabilitación de orangutanes, estuve como dos días y dos noches en una aldea Ibán y visité un día el Parque Nacional Bako. A Bako volví más tarde con Zuzana porque así también lo podía ver ella y a mí un día sólo se me quedó un poco corto, así que sobre Bako os cuento otro día.

El centro de rehabilitación de orangutanes se llama Semenggoh y está cerca de Kuching. En malayo, como en la mayoría de los idiomas, se llaman igual, pero se escribe separado: orang-utan, y es que en malayo "orang" significa "hombre" y "hutan" significa "selva", así que ya sabéis de donde viene el origen de la palabra orangután. Los orangutanes vivieron hace mucho tiempo en una amplia zona del sudeste asiático, pero ahora sólo pueden encontrarse en las islas de Borneo y Sumatra. Durante muchos años los orangutanes han sido cazados por los pueblos indígenas por su carne, por sí misma esta no es una razón para la disminución de su población, pero unido a los incendios, la deforestación por la industria maderera y las plantaciones de palma de aceite y su caza para souvenirs o el tráfico ilegal de mascotas, todo junto hace que los orangutanes hayan ido desapareciendo. Hoy en día los orangutanes son una especie protegida.

En Malasia hay dos centros de rehabilitación de orangutanes: Semenggoh en Kuching, en Sarawak, y Sepilok en Sandakan, en Sabah. En estos centros se reeduca a los orangutanes que son encontrados en cautividad para su reinserción en la selva y también son un punto de información y acercamiento para que la gente aprenda sobre los orangutanes. Pero existe una controversia en cuanto a su funcionamiento. Estos centros no están cerrados, sino que están abiertos a la jungla, y tienen unas horas de alimentación para los orangutanes, así que si los orangutanes tienen hambre vienen a esas horas a comer. Esto hace que los detractores lo vean como una atracción turística haciendo que los orangutanes que van a comer habitualmente pierdan sus hábitos de alimentación natural en la selva. Yo creo que las cosas no son blancas o negras. Es verdad que a las horas de alimentación es un poco como un espectáculo para los visitantes, pero hay orangutanes que por diferentes motivos no pueden ser reinsertados porque no se adaptan a los grupos de orangutanes salvajes; esto ocurre por ejemplo con orangutanes que han pasado demasiado tiempo en cautividad. Así que esos orangutanes pueden vivir en libertad con el apoyo de los centros de rehabilitación, ya que de otra manera morirían en la selva. Y si con esto se puede recaudar fondos gracias a las entradas o souvenirs, pues tampoco me parece tan mal.


De ahí nos marchamos a la aldea Ibán. Cuando pedí a la agencia en Kuala Lumpur que me lo preparara les dije que prefería ir sólo y no con un grupo de turistas, aunque tuviera que pagar más, porque lo que quería es hacer fotos de su vida normal y no de como se comportaban delante de los turistas. Así que después de cuatro horas en coche y media hora en una barca río arriba llegamos allí. Este sí que era mi primer paseo en canoa, y es de las cosas que más me han gustado, ir en la canoa de madera larga y estrecha por el río en medio de la selva.


Los Iban, como muchos otros pueblos en Borneo, viven en aldeas donde la construcción principal se llama "Longhouse". Una Longhouse, como su propio nombre indica, es una casa muy larga, y el concepto viene siendo asimilable a lo que nosotros llamamos "chalet adosados". Imaginaos una Longhouse vacía por dentro y la dividís a lo largo en dos partes (tenéis dos partes largas y estrechas); ahora una de esas dos partes alargadas la dividís en muchas otras partes (como los chalets adosados) y la otra la dejáis vacía. Pues eso es más o menos una Longhouse, muchas viviendas unifamiliares en un mismo edificio, normalmente de madera, que comparten una zona común. Esta es la zona común de la Longhouse que estuve visitando.


Esta zona está relativamente resguardada del calor y a salvo de la lluvia, y por las puertas entra luz para poder trabajar en ella. Aquí es donde se sientan, para hacer las alfombras, cestas y otros objetos que luego utilizan para su vida normal o para vender como objetos de artesanía.


También es la zona de relación social, cuando no tienen otra cosa que hacer se sientan aquí a hablar entre ellos o simplemente para estar tranquilamente. Esta gente no sabe lo que es el estrés, y lo digo en el buen sentido, no como crítica, y en general son menos expresivos que nosotros, imagino que por su modo de vida. Muchas veces podría parecer que están aburridos, pero simplemente están ahí, viendo pasar la vida. A veces me pregunto qué pasará por sus cabezas en esos momentos, en qué piensan... no me puedo hacer a la idea, no sé cómo es su perspectiva de la vida, sus necesidades, sus ideas o cuales serán sus preocupaciones; porque desde luego no son las notas que saca el niño en el colegio, la hipoteca, el seguro del coche, las próximas vacaciones, la política... la crisis económica mundial...



Y desde luego me niego a pensar que durante tantas horas su pensamiento sea algo así como "va a llover". En serio que me fascina la facilidad que tienen para llevar una vida sencilla; claro que eso es porque yo estoy acostumbrado a la vida en Madrid o ahora todo el día para arriba o para abajo. Probablemente ellos pensarán que cómo podemos llevar nosotros una vida así con relativa facilidad, porque desde luego nuestras vidas tiene infinitas más preocupaciones que las suyas.

Esa tarde estuve haciendo fotos casi todo el rato y por la noche hicieron una representación de la danza típica que hacían cuando los guerreros volvían a la aldea después de cortar unas cabecitas o simplemente después de una larga expedición. Mira que les dije que no hacía falta que actuaran delante de mí, que no tenían que hacer nada que no quisieran... pues nada. La sensación de "tenemos que hacerlo" que tenía durante el baile era continua. Primero hizo la danza el hombre y luego una chica, los dos bastante interesante, sí, y puedo entender que me viniera bien por las fotos, vale; pero que luego me sacaran a mí y al guía, nos pusieran un gorro con plumas a cada uno y nos pusiéramos los cuatro a bailar en círculos.... eso sobró de todas, todas. El único que se reía era el guía porque le importaba un pimiento. A petición popular aquí tenéis, una foto mía, para que no os quejéis os pongo una con el gorro de plumas en la cabeza. Podéis ver la cara de entusiasmo que tiene el hombre, creo que la chica y yo hicimos lo que pudimos.


Al día siguiente por la mañana nos fuimos río arriba para ver alguna de las cosas que hacen. Primero recolectaron cañas de bambú, recogieron una grande y varios brotes jóvenes para cocinarlos en la cena.


Llegamos a una zona en la que había un pequeño río con agua más clara y estuvieron pescando un rato para ver si cogían algo para la comida. Cogieron tres peces pequeños con la red, y buceando con unas gafas un poco antiguas y un arpón un poco rudimentario uno de los chicos pescó una gamba de río. Todo esto se pone en una rama y listo para cocinarlo en un rato.


Así que con eso y con lo que habían llevado desde la aldea prepararon la comida de una manera muy interesante. El menú era: algo de carne, los peces que acababan de pescar (y otros llevados de casa) y, por supuesto, arroz. Todo esto se prepara al lado del río con lo que la madre naturaleza te pone a disposición en su gigantesca cocina. ¿Por qué utilizar una cazuela cuando puedes utilizar una caña de bambú para cocinar el arroz y la carne?. Receta de arroz a la caña de bambú: Coge una hoja grande que has secado previamente y envuelve en ella el arroz. Reservar.


Vamos con la caña de bambú que acabas de coger en la selva. Córtala en tramos más pequeños teniendo cuidado de dejar un nudo en uno de los extremos. Ahora mete las hojas secas rellenas de arroz dentro de las cañas de bambú.


Ve al río más cercano, coge agua limpia y rellena los tramos de bambú. Cocinar a fuego moderado en la hoguera que acabas de hacer.


Una vez cocido el arroz, abre la caña de bambú con tu machete y sírvete, con la mano, claro, la cantidad que desees para acompañar la carne que has cocinado de la misma manera y el pescado que has hecho a la brasa.


Como os había dicho, el guía había llevado más pescado porque obviamente sabía que no iban a pescar suficiente para que comiéramos él, el hombre que nos llevaba, sus tres hijos y yo.

De vuelta en la aldea, seguí haciendo fotos de la gente hasta que vinieron a enseñarme un par de cosas: cómo utilizan la cerbatana y las peleas de gallos. Lo de la cerbatana bastante interesante porque me pareció bastante fácil y preciso, con lo inútil que soy yo en temas de puntería acerté las dos primeras y la tercera me salí por muy poco.


No os quejaréis ¿eh?, dos fotos mías en el mismo día.

Las peleas de gallos son una tradición que ahora es ilegal en Malasia, especialmente si hay apuestas de por medio. Las peleas de gallos sólo pueden hacerse con un permiso especial que se concede para algunos festivales o para demostraciones turísticas como en este caso, pero deben pararse antes de que uno de los dos gallos salga herido, o lo antes posible, claro.


Siempre que veo esta foto no puedo evitar pensar que es el gallo "Trinity" de Matrix y mi cabeza intenta ponerse a girar alrededor de los gallos voladores.

De todas formas, las peleas de gallos ilegales siguen siendo una realidad en Malasia, es cuestión de buscar, pero puedes gastarte tu dinero en las peleas de gallos todas las semanas.

Poco más tarde nos fuimos a cenar. En este tipo de visitas el guía lleva comida para los turistas y para la familia que los "acoge", aunque en mi caso yo no dormía en la vivienda de la familia, sino en otra caseta al lado de la Longhouse. El guía cocina ayudado por gente de la familia y se hacen varios platos para todos. Esa noche cocinaron los brotes de bambú y los platos habituales: arroz, pollo al curry, verduras fritas... Durante mi visita, se preparaba la comida, se ponía toda en el suelo y siempre era yo el que empezaba a comer el primero. Imagino que en el caso de un grupo de turistas primero comen los turistas y luego la familia, pero en mi caso empezaba yo y al rato iban viniendo los demás. Esa noche el guía les dijo que si podíamos comer todos juntos, yo lo prefería, pero aún así fui yo el que se sentó primero y empecé a comer antes que ellos.


En Malasia (como otros sitios) mucha gente come con las manos, bueno, mejor dicho, con la mano derecha. Pero no os creáis que sólo lo hacen en casa o en los restaurantes cutres de barrio, es así incluso en las bodas (en las bonitas, como la que os puse hace tiempo), así que no os penséis que es cosa de los Ibán o de los indígenas. Eso sí, lo que no vais a ver ni de coña, a no ser que vayáis a un sitio especial, es un cuchillo; aquí se come todo con tenedor y cuchara. De hecho yo lo primero que voy a hacer en cuanto llegue a casa es tirar todos los cuchillos a la basura. O si no al primer malasio que venga a visitarme le voy a llevar al Cuarto y Mitad a comer un chuletón y le voy a poner delante un tenedor y una cuchara, a ver qué es lo que hace.

Después de cenar nos quedamos hablando alrededor de la luz de una lámpara de aceite, bueno, mejor dicho, se quedaron hablando ellos y yo mirándoles, porque yo hablar Ibán... pues como que no se me termina de dar bien.


En la mayoría de los poblados tienen generadores eléctricos que encienden por la noche, así que ahora hay mucha gente que ve la televisión o ve películas en DVD o VideoCD (que aquí se lleva mucho). Aun así hay mucha gente que hace la "vida normal", es decir, se reúnen en grupos a hablar en la zona común de la Longhouse. Aunque a veces ves a un grupo de gente que solamente está sentada alrededor de una vela sin decir nada, simplemente estando ahí.


Al día siguiente nos volvimos a Kuching por la mañana. Nada más coger el coche, por la pista de grava del embarcadero a la carretera, el coche se estropea y tengo mi primera experiencia conduciendo por la izquierda y con el volante al otro lado. Nunca me hubiera imaginado que sería así, conduciendo un Protón (marca nacional malaya) que se caía a trozos, con más kilómetros que el transiberiano, prestado de una Longhouse Iban a un amiguete del guía y por un camino de cabras. Cosas que tiene la vida.

El fallo era la bomba de la gasolina, lo arreglaron por la tarde y nos volvimos con una peste a gasolina que tiraba de espaldas. Nos paramos a cenar por el camino y llegamos a Kuching por la noche, por lo menos a tiempo para la visita del día siguiente al Parque Nacional Bako.

Lo que pasó después ya os lo sabéis, un montón de historietas varias en Kuching. Menos mal que le dejé claro a la agencia que no me tenían que llevar al día siguiente al aeropuerto.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bien te sientan las plumas!!! y no te las querías poner....
Por fin te vemos ....
Que apasionante cuentanos más.........
besitos
Beatriz

Anónimo dijo...

Todavía estoy flipando... :-O

Por otra parte, me alegra verte la jeta. Y ese pelo tan corto? Te imaginaba melena al viento!! jajaja

Se te ve fenomenal, sigue así!

Y como siempre: cuídate mucho!

Un besote!

Anónimo dijo...

Bueno, por fin te vemos la jerota, que con tanta historia, ya empezaba a pensar que tenías mucha imaginación y en realidad estabas en una habitación de hotel malasio, buscando fotos paradisíacas en internet,..jejejejej,..
sé que no, porque todos sabemos los huevos que le echas y lo que te gusta eso..
Muchisimo ánimo y lo dicho, qué envidia cabrón!
Un abrazo
Nico

El zoom erótico dijo...

Esas fotos del quinqué no sé por qué razón no estuvieron en el proyector.

QUÉ COSA MÁS BONITA, JAVI. ES OTRA DE TUS CIMAS.

Cuánto talento, de veras. Y lo de la cerbatana. Joder, si esto parece una película de las GRANDES Y ÉPICAS.


Cerezo.