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viernes, 21 de octubre de 2011

La vuelta a Uganda de wfogg en 16 días (I): Kampala - PN Lago Mburo - Lago Bunyonyi - PN Mgahinga


Seguimos en Kampala, sin muchas aventuras nuevas que contar, así que he pensado que os voy a contar cómo se recorre Uganda en un par de semanas, pero lo voy a hacer poco a poco, sin prisas, que para eso estamos en África.
Aprovechando que Zuzana había terminado su contrato y que Tomáš había venido a visitarnos, decidimos irnos a dar una vuelta por Uganda durante un par de semanas. Vacaciones. Además es una manera de conocer un poco el país y ver sitios a los que tendré que volver y pasar temporadas más largas.

La primera parte del viaje la íbamos a hacer nosotros solos, viajando en transporte público, y luego nos encontraríamos con Óscar, un español que vive aquí en Uganda, y que tiene un tour operador con el que tengo un acuerdo para hacerle unas fotos promocionales, y con él viajaríamos la segunda mitad del viaje hasta volver a Kampala.Podemos empezar por el principio del viaje, desde Kampala hasta el Parque Nacional Mgahinga.



Ver La vuelta a Uganda de wfogg - Parte I. en un mapa más grande

A) Kampala

B) Parque Nacional del Lago Mburo
C) Kabale
D) Lago Bunyonyi (léase Buñoñi)
E) Kisoro.
F) Parque Nacional Mgahinga
G) Monte Sabinyo


Entonces, todo está preparado. Vamos allá.


Día 1.

Nuestro plan era salir de Kampala en autobús, en el Postbus (el correo), el autobús que tienes que coger en Uganda siempre que te sea posible, mejor que cualquier otro. La mayoría de los autobuses aquí son autobuses de alta velocidad, pero el Postbus, va a su ritmo, tarda bastante más pero vas seguro. Afortunadamente mi amigo Amos tenía que ir a Kabale ese mismo día, y como el Parque Nacional del lago Mburo pilla de camino, nos llevó en coche hasta el desvío que hay que coger para ir al parque.

Desde el desvío cogimos unos boda-boda para recorrer con la mochila a la espalda los 23km que llevan al parque por una carretera de tierra (si venís por aquí, son unos 10.000 UGX).

Ya desde la moto, según te acercas al parque, puedes ver algunos jabalís africanos (como Pumba de El Rey León), antílopes, o búfalos... Llegamos al parque, pusimos las tiendas en el camping al lado del lago y decidimos dejar el safari a pié para el día siguiente y pasar un día tranquilo junto al lago descansando después del viaje y de habernos levantado a las 5 de la mañana. Así que nos sentamos en la terraza del restaurante a disfrutar de las vistas.

Foto: © Zuzana Kazdová

Al rato llegó un "autobús" escolar con unos pocos niños para que visiten el parque y vean desde el barco los hipopótamos o las aves que hay en el parque.


Y después... bueno, digamos que no hemos tenido mucha suerte en este parque. Por la tarde llegaron un grupo de simpáticos ugandeses, con un descapotable y un mercedes, que debieron equivocarse y fueron al parque pensando que iban a un bar. Así que se dedicaron a disfrutar de la naturaleza poniendo música a todo volumen y bebiendo hasta algo así como las 2:30 de la mañana. Menos mal que Tomáš y yo nos habíamos echado la siestecita esa por la tarde... Zuzana no tuvo tanta suerte.

Aquí le voy a dar un tironcito de orejas a UWA (Uganda Wildlife Authority) para que mejore este aspecto y se asegure de que esto no vuelve a ocurrir, porque el parque merece la pena y este tipo de cosas pueden estropear la experiencia.

Así que como no podíamos dormir, mientras esperábamos que viniera un hipopótamo a comerse a nuestros queridos vecinos, nos dedicamos a mirar las estrellas y a hacerles fotos, que había muchísimas.



Día 2.

A la mañana siguiente nos levantamos temprano para el safari. El parque del lago Mburo es uno de los pocos parques de Uganda en los que se puede hacer un safari a pié. Se va con un guía y un guarda con un fusil por si algún búfalo se pone demasiado cariñoso.


Una de las razones por las que fuimos al parque del lago Mburo es porque, junto con Kidepo, es donde se pueden ver cebras. Pero para continuar con la racha de suerte en el parque, y como ya sabéis que los animales no se pueden reservar por teléfono, en el safari no vimos casi nada. No sé si sería en parte por la música alta de nuestros agradables vecinos, pero el caso es que nos tuvimos que conformar con unos pocos búfalos, antílopes, jabalís y aves. De las cebras, ni rastro.


De todas formas que esto no os desanime a ir al parque, no es lo normal, tanto Óscar como otros amigos nos han dicho que han visto manadas de cebras y antílopes de cerca. Nosotros tendremos que esperar a la próxima vez cuando volvamos a sacarnos la espinita.

Después del safari volvimos en boda-boda a la carretera y allí cogimos el primer autobús que pasó hacia Kabale, la ciudad donde íbamos a pasar la noche. No tuvimos la suerte de coger el Postbus (que probablemente tardaría todavía en pasar) y cogimos el Jaguar Executive Coach que va a Ruanda. El autobús es cómodo y bastante mejor de lo que podrías esperar en África, pero efectivamente pudimos comprobar que los autobuses son de alta velocidad.

En Kabale también nos lo tomamos con tranquilidad, nos acomodamos en el albergue y fuimos a pasar la tarde en la terraza del hostal Edirisa, un sitio muy agradable donde se come bastante bien. Mención a parte merecen sus generosas porciones de bizcocho casero recién hecho por 1000 UGX (menos de 30 céntimos de euro), es un bizcocho, nada del otro mundo, pero esponjoso, merece la pena probarlo.



Día 3.

Al día siguiente nos levantamos, desayunamos tranquilamente en la terraza del Edirisa y nos marchamos a nuestro siguiente destino: el lago Bunyonyi.


El lago Bunyonyi se formó cuando, en una de las erupciones volcánicas que se produjeron en la formación del Valle del Rift, la lava cerró la salida de un gran valle, lo que hizo que el valle se inundara creando un lago con numerosas islas. No es uno de los principales atractivos turísticos de Uganda, pero es un sitio bonito y agradable donde merece la pena pasar un par de días, si dispones de ellos. Quizás es un destino más para mochileros y que se deja más de lado en los grandes paquetes turísticos.

Nosotros pasamos dos días en un sitio que se llama Byoona Amagara, muy recomendable, está en una isla y es un sitio estupendo para relajarse y hacer alguna actividad por los alrededores. Para ir coges una canoa y vas disfrutando del lago mientras remas entre sus islas.


Si estás un poco vaguete y no te apetece remar, también puedes pedir que te lleven con una canoa a motor.

Al llegar al
Byoona Amagara decidimos dedicarnos a una de las principales actividades que puedes hacer allí, relajarnos, y pasamos la tarde jugando a las cartas, comiendo y hablando con la gente hasta que decidimos irnos a dormir.

Día 4.

Nuestro plan era alquilar una canoa e irnos de isla en isla parándonos donde quisiéramos y bañándonos en el lago (porque el lago Bunyonyi no tiene bilharzia), pero el día no amaneció todo lo soleado que debería ser para que nos apeteciera bañarnos, así que decidimos irnos a andar para buscar algún sitio que tuviera unas buenas vistas del lago. Y llegamos hasta aquí.

Foto: © Zuzana Kazdová

Yo no me había llevado la cámara, porque me había llevado las zapatillas y ropa para luego irme a correr por el campo, y me parecía feo irme y dejar a Zuzana y Tomáš con los 5 kilos de aparatos para que me los llevaran de vuelta. Me pegué una buena paliza corriendo, sobre todo en una subida que, tras una curva, resultó ser mucho más larga y empinada de lo que podría hacer con el ritmo que llevaba hasta entonces. Esa noche cené y dormí estupendamente.


Día 5.

Nuestro plan para este día era salir hacia el Parque Nacional Mgahinga, donde pretendíamos subir el Monte Sabinyo, el volcán en cuya cumbre se está el punto donde se juntan las fronteras de Uganda, Ruanda y la República Democrática del Congo.


Así que tras desayunar tranquilamente, cogimos una canoa de vuelta, un taxi hasta Kabale, hicimos un poco de compra para la subida del día siguiente y nos pusimos a buscar transporte hacia Kisoro.

Las opciones para moverse entre Kabale y Kisoro son limitadas. Hay algún autobús suelto (que probablemente no coincidirá con tu horario) y los matatus parece que no hacen ese recorrido, así que las opciones se reducen a un special (un taxi para ti solo) o un taxi compartido, que es lo mismo que un special pero con más gente. Esa fue la opción que elegimos. Os sabéis aquel chiste de ¿Cómo meterías a 4 elefantes en un 600? - Pues dos delante y dos detrás. Pues esto de los taxis compartidos es igual: ¿Cómo meterías a 8 personas en un taxi?

Fácil...


Parece ser que tuvimos suerte porque a veces meten hasta 5 personas detrás.

Una vez en Kisoro cogimos otro coche (esta vez para nosotros solos) hasta la entrada del Parque Nacional de Mgahinga, donde UWA tiene una zona de camping y algunas cabañas, que es donde íbamos a pasar la noche.

Es una zona muy tranquila y agradable, recuerdo salir de nuestra cabaña para ir a cenar al pequeño bar-restaurante, y disfrutar del sonido de los árboles meciéndose con el viento (que era lo único que se escuchaba). Me quedé un rato contemplando los árboles mientras los escuchaba… Y, por supuesto, hice una foto para asegurarme de que permanecerá en mi memoria por muchos años que pasen.


Nos tomamos un té… cenamos comida local calentados por la chimenea…


…dejamos pedido el desayuno para la mañana siguiente y, como habíamos leído en varios sitios que la subida al Monte Sabinyo era dura, nos fuimos a dormir para estar descansados por la mañana.


Día 6.


Como habíamos acordado con los guías del parque, a las 7:15 de la mañana estábamos ya desayunados y preparados, así que como es costumbre con los horarios aquí, hasta las 8:00 no conseguimos salir en dirección a la cumbre del Sabinyo con el guía, otro chico que estaba formándose como guía y el guarda con su fusil. Las oficinas del parque están a unos 2.300 metros sobre el nivel del mar, y la cumbre del Sabinyo a 3.669 metros de altitud, así que nos esperan aproximadamente 1.300 metros de desnivel en 7 kilómetros, que subiríamos y bajaríamos en el día.

A la salida nos dieron unas cañas de bambú a modo de bastones y nos ofrecieron la posibilidad de coger porteadores. Aquí es relativamente habitual que te ofrezcan porteadores para ir a la montaña, nosotros llegamos a la conclusión de que no nos hacía falta.

El principio del camino transcurre por un área bastante llana que ha sido recuperada para el parque tras ser zona de cultivo, es una zona pantanosa que en la época húmeda debe ser bastante incómoda de atravesar, pero en julio estaba en buenas condiciones.

Tras un cuarto de hora de camino paramos un momento frente al Monte Sabinyo y el guía nos volvió a ofrecer porteadores diciéndonos que hay gente que no puede llegar hasta arriba y que mi mochila le parecía pesada incluso para él.


Miramos lo que nos quedaba por delante (íbamos a subir por la parte izquierda los primeros picos hasta llegar al tercero, donde se encuentra la frontera entre los tres países) y en ese momento el recuerdo de los pináculos en Malasia recorre mi cabeza mientras un par de gotas de sudor frío me caen por las sienes. Como dos días antes me pasé un pelín corriendo y llevaba en la mochila la comida y bebida para mí y Zuzana, algo de ropa y, además de la mochila, llevaba los 5 kilos de la cámara y los objetivos… decidí que no merecía la pena arriesgarse y que a lo mejor era buena idea coger un porteador. El guía llamó a las oficinas y a los cinco minutos nos dice que el porteador está en camino, así que decidimos esperarle.

Tras un cuarto de hora esperando el guía llama de nuevo por radio a las oficinas del parque y tras hablar con ellos nos dice que hoy no hay ningún porteador disponible… ¿¿¿¿????

Bueno, no pasa nada, ya sé que hay que ir a tu ritmo, despacito si hace falta y sin obsesionarse. Cojo mi bastón de bambú y el de Tomáš, que no lo va a usar, y seguimos nuestro camino.

Seguimos avanzando hasta que nos adentramos en el bosque primario de bambú, el terreno todavía es bastante llano.


Más adelante el camino empieza a hacerse cuesta arriba y nuestro ritmo se hace más lento, por lo menos el mío, pero seguimos la subida sin problemas parando de vez en cuando. La verdad es que llevábamos un ritmo que a nosotros nos parecía lento comparado con otros caminos que hemos hecho, pero en una de las paradas el guía nos dice que vamos bien, que nuestro ritmo es bueno y que vamos bien de tiempo para llegar arriba y bajar antes de que anochezca. Estupendo.

La subida al Monte Sabinyo es preciosa, recorriendo un bosque con árboles cargados de musgo y líquenes que le dan una apariencia de bosque encantado. Conviene de vez en cuando pararse y echar un vistazo.



Poco a poco, los árboles empiezan a desaparecer y la vegetación de montaña con matorrales se hace dueña del paisaje. Al poco tiempo llegamos al primero de los picos, donde nos paramos a descansar, comer algo y disfrutar de las vistas sobre Ruanda, a la izquierda, y sobre Uganda, a la derecha, mirando al segundo pico que subiríamos en un rato.


Como el chico que está aprendiendo para guía se va a quedar en ese primer pico, dejamos con él lo que no es necesario y continuamos nuestro camino.

Rápidamente hacemos el primer descenso y subimos el segundo pico (no tan rápidamente), donde volviendo la vista puedes ver el primer pico del Sabinyo y los otros dos volcanes del parque Mgahinga, el Gahinga y el Muhavura, el más alto de los tres.

Sin apenas detenernos hacemos el siguiente descenso y llegamos a la subida del tercer y último pico hasta la frontera entre los tres países. Esta subida es un poco más complicada, y la mayor parte de ella se hace subiendo por escaleras hechas para poder llegar hasta arriba.


Finalmente llegamos a la cima del Monte Sabinyo, donde por supuesto le pedimos al guía que nos hiciera la foto de rigor: Tomáš está en Ruanda, Zuzana está en la República Democrática del Congo y yo estoy en Uganda.


Comimos disfrutando de las vistas de los tres países, aunque le cielo no estaba muy claro y las vistas no eran todo lo buenas que nos hubiera gustado. De todas formas no nos podemos quejar, en cualquier sitio que leas en Internet a alguien que ha subido al Sabinyo, parece que siempre te llueve, antes o después, y a nosotros nos hizo un tiempo perfecto, con sol durante todo el día.

Al rato comenzamos el descenso, yo primero porque quería hacer unas fotos mientras los demás bajaban. Llegamos al primer pico, donde recogimos al chico que se había quedado allí, y continuamos la bajada sin problemas hasta las oficinas del parque.

Nos lo esperábamos bastante más duro. No nos parecía que hubiéramos ido rápido, paramos bastante a hacer fotos y descansar, y aun así hicimos todo el recorrido dentro de lo que se considera un tiempo normal.

Después de todo el camino, nos lavamos con agua que nos calentaron (afortunadamente porque con el fresco que hace por la tarde...) y terminamos de disfrutar la tarde y la cena mientras descansamos las piernas de nuevo alrededor del fuego del comedor.


Y así terminamos nuestro día de montaña en el Parque Nacional Mgahinga.

A la mañana estábamos listos para continuar nuestro viaje hacia el Parque Nacional de Queen Elizabeth, que será nuestro próximo destino.



Acabas de leer la primera parte del viaje, también puedes leer:

La vuelta a Uganda de wfogg en 16 días - Parte II.
La vuelta a Uganda de wfogg en 16 días - Parte III.
La vuelta a Uganda de wfogg en 16 días - Parte IV.
La vuelta a Uganda de wfogg en 16 días - Parte V.



8 comentarios:

Miguel Angel Aparicio dijo...

mas, mas , mas!!

Anónimo dijo...

Por fin!!! Una entrada en el blog. Ya nos tenías abandonados...
Nos alegramos mucho de leer noticias vuestras (además de las que manda Zuzana).
Un beso muy fuerte para los dos!
Elena

Mondoshawan dijo...

Pedazo de viaje que os estáis apretando.

Me gustan mucho las fotos y esos sitios tan bonitos que nos muestras.

Un abrazo, campeones.

Anónimo dijo...

jooooooooooooo se me queda como siempre..corto y con ganas de más, asi q no tardes tanto en escribir, las fotos perfectas , me encantan las nocturnas podrias darme unas clasecillas??? has hecho alguna hdr es q me parece qne la subida están asi?....mucho besos saca mas animalillos para q los vean tus sobris postizos.
Muchos besos para los dos.
Beatriz and family.

Miguel dijo...

Qué guay! que buena pinta tiene todo...
Javi, no te preocupes que en Febrero os llevo de nuevo al Parque Nacional del lago Mburo para que veáis cebras...hablamos!
Por aqui se os echa un poquito de menos!
Seguir disfrutando de la experiencia y cuidaros mucho!
Besos
Miguel

El zoom erótico dijo...

Bastante acojonante todo, aunque la foto tuya sobando me ha dado un poquito de asco.

Nos vemos en breve, ¿eh?

Javi dijo...

¡Muchas gracias a todos!

Bea, las fotos no son HDR, todas tienen algo de procesado en Photoshop, algunas muy poco y otras un poco más, pero ninguna tiene un tratamiento que se pudiera considerar como HDR.

Miguel, entonces... ¿Os vamos reservando la cueva de invitados? A ver si es verdad que nos vamos juntos al Lago Mburo. ¡Y a más sitios!

Y Raúl... realmente no hemos entendido tu comentario, así que lo hemos interpretado como que te da envidia vernos echándonos una siestecita en pleno parque nacional en el corazón de África. Que sí, entendemos que te dé asco verlo desde la oficina.

¡Nos vemos!

Anónimo dijo...

Menos mal, muchacho, que reapareces. Veo que no soy el único hambriento de crónicas ugandesas (¡y por fin veo una foto de Zuzana!). un abrazo a los dos y permitdinos seguir gozando de "Las crónicas ugandesas" (sí, ya tienes título). Santi