Y ya que estás aquí... ¿A dónde quires ir?

¿A Malasia o a Uganda?

¿O a lo mejor quieres saber por qué estamos en Uganda?




lunes, 9 de julio de 2012

La vuelta a Uganda de wfogg en 16 días (IV): Norte de Uganda - PN del Valle de Kidepo



Ver La vuelta a Uganda de wfogg - Parte IV. en un mapa más grande


A) Kitgum 
B) Parque Nacional del Valle de Kidepo 


Día 12.

La tarde anterior habíamos preguntado a un irlandés que tiene un hostal en Kitgum si había algún sitio decente donde nos pudieran arreglar los frenos (por si no lo has leído, a lo mejor quieres saber qué pasa con los frenos). Nos dijo que había una empresa extranjera que se dedica a hacer pozos y nos dieron el contacto. Por la noche estuvimos hablando con un hombre de esa empresa y nos dijo que lleváramos la furgoneta a la mañana siguiente, que tenían un mecánico muzungu y que le echaría un vistazo. 

Así que, por la mañana, mientras Óscar se fue a re-re-re-re-re-re-reparar los frenos, nosotros nos fuimos a hacer compra para los días siguientes. 

Kitgum nos resultó una ciudad muy agradable, menos atosigante que otras en las que habíamos estado, y además, aunque sigues siendo exótico y la gente te mira, según nuestra experiencia puedes andar tranquilamente por la calle sin que la gente te llame muzungu cada dos pasos.  

Cuando nos volvimos a juntar con Óscar nos contó que por lo visto, el problema era que el muelle de freno derecho era algo más largo que el del izquierdo y que no valía con el método de la ruedecita que habíamos visto tantas vences, más alguna otra cosa. Así que el mecánico había recortado el muelle y luego lo había vuelto a soldar. 

A media mañana salíamos hacia Kidepo, solo nos quedaban unos 140 kilómetros por una carretera que, aunque sin asfaltar, no está tan mal como las que habíamos pasado. Así que nos pusimos en camino. 


Por el camino íbamos pasando un montón de zonas con cabañas redondas con el techo de ramas secas que dan la sensación de ser pequeños pueblos, pero en realidad son asentamientos preparados para lo que se llama IDP, Internally Displaced Person, es decir, esos "pueblos" eran en realidad campos de desplazados. 

Los desplazados son como refugiados pero dentro de su propio país. Al seguir en su país no son realmente refugiados, pero igualmente son gente que se ha visto obligada a dejar su casa, su pueblo y sus tierras, normalmente debido a algún conflicto armado. 

Imagino que muchos habréis oído algo sobre el vídeo ese tan famoso que hay en Internet sobre los niños soldado en el norte de Uganda. Pues estos campos de desplazados que vamos viendo desde el coche son el resultado de ese conflicto. El norte de Uganda es una zona que desde 1986 hasta el 2006 ha sufrido un periodo de horror increíble. Decenas de miles de personas huyeron de sus pueblo aterrorizados por el Lord Resistance Army (LRA), el Ejército de Resistencia del Señor. El LRA es básicamente un ejército de psicópatas liderado por Joseph Kony, quien cuenta con el "honor" de ser objeto de la primera orden de detención que emitió el Tribunal Internacional de La Haya. 

Kony levantó el LRA de los restos de otro ejercito, el Holy Spirit Movement (el Movimiento del Espíritu Santo), que había sido comandado por una mujer, Alice Lakwena (parece ser que pariente de Kony), y que había adoptado el nombre de Lakwena tras ser poseída por el espíritu del soldado italiano Lakwena. Años más tarde, será el propio Kony el que proclame que ha heredado el espíritu del soldado Lakwena. Así que os podéis hacer una idea de cómo pueden ser las motivaciones de este tipo de gente. Aunque, sobre todo al principio, el LRA justificaba el conflicto como una lucha contra Museveni, el Presidente de Uganda, el hecho de que en la actualidad sigan cometiendo sus atrocidades en la República Democrática del Congo y República Centroafricana refleja claramente que su motivación está muy lejos de ello y que sus actos solo se deben a una mentalidad retorcida y desequilibrada. 

Durante todo el tiempo que el LRA estuvo activo en Uganda, cometiendo barbaridades inimaginables, mucha gente dejó sus pueblo y fueron reubicados en estos campos que se ven alrededor de la carretera, en un intento de ofrecer una mayor protección a toda esa gente. 

En 2006 se consiguió finalmente expulsar a Joseph Kony y el LRA de Uganda, y aunque obviamente eso no significa que el problema haya terminado (solo se ha cambiado de sitio) por lo menos desde entonces el norte de Uganda es un lugar en el que se puede vivir y por el que se puede viajar. 

Afortunadamente, con el paso del tiempo, la gente ha ido volviendo poco a poco a sus pueblos y muchas de esas cabañas que se ven desde la carretera están vacías. El norte de Uganda ha vuelto a la normalidad y, como en todas las otras zonas de Uganda, parar en cualquier lugar del norte de Uganda significa encontrar gente amable y un montón de niños sonriendo. 

Y así, atravesando estos poblados medio vacíos en los que los niños te saludan con la mano en cuanto ven la furgoneta "Bye muzungu!", continuamos nuestro viaje por el norte de Uganda hacia Kidepo. 

Como nuestro plan para las dos noches que íbamos a pasar en el parque era acampar, paramos por el camino a comprar carbón para poder cocinar. El carbón (vegetal) en Uganda es algo básico para la mayoría de las familias, ya que en general las casas no tienen cocina y la comida se hace en pequeños hornillos de carbón. Así que es fácil encontrar en la carretera gente vendiendo sacos de carbón. 



Mientras comprábamos el carbón pasó uno de los típicos transportes públicos de la región lleno de gente. Dicho así no parece nada reseñable, pero pensé que os podría parecer interesante. 


En esta zona los matatu no son tan comunes y la mayoría de la gente se mueve ente ciudades y pueblos en estos camiones. Por supuesto, pasó a toda velocidad. 

Después de asegurar bien el saco continuamos nuestro viaje hacia Kidepo. Ya quedaba poco. 


A estas alturas tenemos claro que el problema tampoco es que el muelle del freno derecho fuera demasiado largo. Vaya. 

A medio día llegamos al Parque Nacional del Valle de Kidepo, uno de los mejores parques de Uganda, aunque el más remoto, justo en la esquina noreste del país, haciendo frontera con Kenia al este y con Sudán del Sur al noroeste. 

Una larga extensión de sabana rodeados por diferente formaciones montañosas, no de gran altura, pero que hacen perfectamente reconocible el paisaje de Kidepo. El parque ocupa los valles de los ríos Kidepo y Narus, y a diferencia de otras regiones de Uganda sólo tiene una temporada de lluvias de abril a septiembre (lo normal en Uganda son dos temporadas de lluvias al año), lo que lo hace especialmente árido, y probablemente el mejor parque en Uganda para ver animales en la temporada seca. 

Aunque nosotros vinimos en julio, ya desde la entrada del parque hacia las oficinas del parque vimos algunos búfalos y elefantes. 



Nos registramos y elegimos una de las dos zonas de camping que tiene el parque. Es obligatorio coger un guarda para las zonas de acampada, que vigila que para que no haya ningún problema con los animales. El guarda también es obligatorio para los safari en coche o andando. 

Nos dirigimos a la zona de acampada, que es una explanada con unos servicios básicos y una pequeña banda sin paredes, vamos, un pequeño techado que hay por si te quieres sentar a la sombra, y una vez allí pusimos las tiendas y nos pusimos a preparar la cena. 



Y después de cenar y hablar un rato alrededor del fuego, nos fuimos a dormir para levantarnos pronto y salir de safari por la mañana temprano. No sin antes matar aproximadamente 300 mosquitos (con la ayuda de la linterna) que habían entrado en la tienda, mientras Óscar se pregunta en su tienda si esos ruidos que se oyen son hienas dando vuelta por el campamento buscando restos de la cena. 


Día 13.

Te despiertas por la mañana... Poco a poco (en mi caso un "poco" algo más largo) tu cabeza empieza a ponerse en orden... miras a tu alrededor y ves que estás en la tienda de campaña... mmm... sí... empiezas a cuadrar las cosas en tu cabeza y recuerdas que estás en Kidepo. 

Hemos dormido con la mosquitera cerrada pero con la lona abierta, así que miras a través de ella. 


Te desperezas y te preparas para salir de la tienda, abres la mosquitera, te asomas por la entrada de de la tienda y frente a ella, tras los restos del fuego de anoche, todavía calientes, la sabana se extiende majestuosa. Tienes frente a ti un nuevo día en África. 


En cuanto nos levantamos y desayunamos, nos subimos a la furgoneta y salimos en busca de los animales.
 
Definitivamente la época de lluvias no es la mejor para ver animales, por dos razones, por un lado el agua está accesible para los animales a lo largo de todo el parque, e incluso fuera de él, por lo que todos los animales se encuentran dispersos y es mucho más difícil encontrarlos. En época seca, el valle del río Kidepo se seca por completo y la única zona donde queda agua para beber está en el valle del Narus, y todos los animales van a beber en las mismas áreas, con lo que es más fácil verlos. 

La otra razón es que la hierba y los pastos crecen de manera increíble, en algunas zonas la hierba era de la altura de la furgoneta, sin exagerar, de manera que es muy difícil encontrar animales. 

En un momento decidimos pasarnos por la otra zona de camping del parque, ya que es la zona segura para ir al servicio, claro. Ese día no había nadie acampado, y cuando miramos en el techado de esa zona de camping nos encontramos con una sorpresa. 

Dentro había un león. Debía haberse peleado con otro león porque se veía que tenía una herida en la la espalda cerca de la cabeza. Así que el guarda llamó por radio a las oficinas del parque para que avisaran a un equipo veterinario. 

Aunque sea un león herido en una banda, impresiona ver al rey tan de cerca. 


Después de ir al servicio, sin apartar un ojo del techado, seguimos con el safari. 

Como os conté en la primera parte del viaje, Kidepo es uno de los dos parques de Uganda donde puedes ver cebras. Y como en el parque del Lago Mburo ya se nos habían escapado, pues teníamos ganas de verlas. 

En Kidepo tuvimos un poco más de suerte y nos encontramos con un grupo de cebras, pero... fue solo eso, "un poco" más de suerte. Un pequeño grupo de cebras en una zona donde la hierba era alta. Así que por lo que a mí respecta sigo esperando a ver cebras. 


Como podéis ver, cuando decimos hierba alta es realmente hierba alta. Y eso que no era la zona donde era más alta. Es increíble como crecen las plantas aquí cuando llueve. 

Más adelante paramos a comer, dejamos la furgoneta en un camino y fuimos andando entre esa hierba de más de dos metros de alto hasta unas rocas, donde nos sentamos a comer y disfrutar de las vistas.



Para la tarde teníamos pensada una actividad algo especial, una visita a las ruinas de Katurum Lodge. 

Katurum Lodge es un hotel cuya construcción fue encargada por Idi Amin en los años 70, estuvo cerca de ser completado, pero nunca llegó a abrir sus puertas. Tras la caída de Idi Amin en 1979, el hotel fue victima de saqueos, y más tarde lo que quedaba de él ardió en un incendio forestal de la zona, lo que terminó por dejarlo en el ruinoso estado en el que se encuentra. 

A mí el edificio en sí no me emociona, pero hay que reconocer que las vistas de la sabana que se pueden admirar desde el lugar son impresionantes. 

De vuelta a la zona de acampada tuvimos otra experiencia interesante con otro de los reyes de la sabana. Nos encontramos con un elefante macho. 

Viajar con Óscar está muy bien, porque a parte de ser un tío majo, o que tenga mucha experiencia en viajar por África, también es biólogo y estudió comportamiento animal, así que está genial que, por ejemplo, cuando te encuentras un elefante así, te explica cómo se estructura la sociedad de los elefantes y porqué ese elefante está solo dando paseos por la sabana. O porqué en los grupos de leones habitualmente cazan las hembras y no los machos, sin que tenga nada que ver con el machismo. 

El elefante que encontramos era un macho joven adulto, probablemente alrededor de los 20 años, que como ocurre con todos los elefantes machos, ha sido expulsado de la manada al llegar a la pubertad. 


El elefante es un animal con el que hay que tener cuidado y tenerle respeto. No es habitual que un elefante ataque, lo normal es que estén a sus historias, te miren, te olfateen y sigan a lo suyo. Eso sí, no te pases de la raya, porque el elefante puede salir corriendo a por ti, y son muchos kilos corriendo a por ti. 

El encuentro con este fue muy interesante. Vimos al elefante, no muy lejos del camino, y nos fuimos acercando poco a poco y con cuidado. Como es normal el elefante nos vio y esta vez, en vez de seguir a sus cosas, decidió hacernos saber que nos andásemos con cuidado. Es raro que un elefante ataque directamente, primero te advierte. El elefante se para, se acerca... y nosotros retrocedemos... Te mira directamente, levanta la cabeza, te muestra los colmillos y despliega las orejas...


...empieza a mover la cabeza y la trompa... te está diciendo que tengas cuidado y que no estás en el sitio correcto. 



Pero siendo prudente no debería haber ningún problema. Nosotros fuimos retrocediendo a las sugerencias del elefante, y cuando estuvo claro quien era el que mandaba allí, el elefante cruzó la carretera por delante de nosotros y se marchó. 


Foto: © Zuzana Kazdová

La verdad es que en ningún momento me sentí amenazado, simplemente advertido. Y me gustó. Me gustó que un elefante me indicara mi sitio y que me hiciera entender donde está él y donde estamos nosotros, que esa era su casa y que debíamos respetar sus normas. 

De vuelta en la zona de acampada empezamos a preparar la cena y estuvimos haciendo algunas fotos. Me subí a unas rocas para ver un poco mejor la zona de acampada, y vi que a lo lejos había una manada de búfalos. 


Así que me metí en la furgoneta con el guarda y Emmanuel y nos fuimos a verles de cerca. 

Es imposible poneros una foto que muestre el espectáculo. No es que hubiera millones de búfalos, pero llegó un momento en el que había búfalos mirases donde mirases, todo alrededor de la furgoneta, no muy cerca, claro, pero todos mirándonos, olfateándonos... Tener cientos de búfalos con sus ojos fijados en ti también es una experiencia interesante. 



De vuelta en el campamento me volví a subir a las rocas a ver los búfalos y vi que se iban acercando al campamento, para cuando la cena estaba preparada a lo mejor estaban solamente a unos 50 o 100 metros de la zona de acampada. 

Cenamos alrededor del fuego y rodeados de pequeñas lámparas que había preparado Óscar alrededor del campamento. Precioso. Cenar en medio de la sabana, tú solo, a la luz de la luna... eso te hace sentir que realmente estás de safari en África. Y si además es en un ambiente tan agradable... 


Después de cenar, aprovechando la luz de la luna, nos acercamos un poco al borde de la zona de acampada. Se podían escuchar los búfalos moviéndose entre la hierba, incluso se veían grupos de búfalos que habían entrado en la zona de acampada y estaban de nuevo mirándonos y olfateándonos... 

A lo lejos se podían escuchar otros sonidos... eran leones. De nuevo Óscar nos iba contando cómo los leones se comunican ente ellos y como cazan muchas veces por la noche. Y tú estás allí, escuchándolo, de pié en medio de la sabana. 

Retrocedimos unos metros hasta una zona más cercana a las tiendas. Sabíamos que los búfalos estaban en la zona de acampada, detrás de unos árboles, aunque desde ahí no podíamos verles. Nos limitábamos a escuchar los sonidos. Al poco tiempo algo hizo correr a los búfalos y, de pronto, pudimos sentir como miles de pisadas se alejaban de nosotros como un trueno. 

Volvimos al fuego y nos sentamos a hablar tranquilamente tras haber vuelto a sentir la naturaleza en estado puro. 

Nos quedamos hablando alrededor del fuego mientras poco a poco nos fuimos marchando a dormir a nuestras tiendas. 

Qué gran experiencia.



Acabas de leer la cuarta parte del viaje, también puedes leer:


La vuelta a Uganda de wfogg en 16 días - Parte I.
La vuelta a Uganda de wfogg en 16 días - Parte II.
La vuelta a Uganda de wfogg en 16 días - Parte III.
La vuelta a Uganda de wfogg en 16 días - Parte V.



1 comentario:

Santi dijo...

¡Hola, Javi!
Hoy me he dado un chute de "Las aventuras de Javi por Uganda: diario de safari": las cuatro partes de un tirón.

He disfrutado (y reído, of course) como un enano, como podrás imaginar. Así que, con tu permiso, pondré un enlace directo desde mi web a las cuatro partes de tu viaje de 16 días.

Un abrazo para tí y Zuzana.

Santi