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jueves, 12 de abril de 2012

La vuelta a Uganda de wfogg en 16 días (III): Viaje a Crater Lakes y Kitgum




Ver La vuelta a Uganda de wfogg - Parte III. en un mapa más grande


A) Simba Safari Camp
B) Crater Lakes
C) PN Kibale
D) Hoima
E) Masindi
F) Gulu
G) Kitgum


Día 9.

Este día era el día que habíamos quedado con Óscar, el español que tiene una agencia de viajes aquí en Uganda, y con quien íbamos a hacer el resto del viaje. Era el día en el que terminaban los viajes en transporte público para viajar a partir de entonces en una cómoda furgoneta 4x4 ¡con un sitio para cada uno!

Pero antes quedaba un último autobús, el que nos llevaría desde Simba Safari Camp hasta el cruce donde nos encontraríamos con Óscar. Nos dijeron la hora a la que pasa el autobús (aunque también nos dijeron que podía pasar antes o después) y lo que tarda en llegar hasta el cruce donde íbamos. Imaginábamos que el autobús pasaría por el hostal con retraso, pero era mejor no arriesgar y antes de la hora prevista estábamos esperando en la puerta del hostal.

Por supuesto, el autobús llegó 20 minutos después de la hora que nos habían dicho, y tras la experiencia acumulada en Uganda, llamé a Óscar para decirle que ya íbamos con retraso y que calculaba que llegaríamos algo así como hora y media tarde.

Dicen que la experiencia es un grado, así que tras un viaje sin problemas, compartiendo algún asiento de vez en cuando, llegábamos al cruce hora y media más tarde de la hora prevista.

Nos bajamos del autobús y Óscar estaba allí esperándonos con su flamante furgoneta 4x4. Metimos las mochilas, nos pusimos cómodos y continuamos el camino como unos reyes disfrutando de nuestro nuevo medio de transporte.


Dejamos atrás la carretera principal para recorrer los caminos por la región de los Crater Lakes. Esta zona es una pequeña región al oeste de Uganda, cerca de la ciudad de Fort Portal, que está repleta de colinas de origen volcánico y donde, de vez en cuando, se encuentran pequeños lagos que rellenan lo que en algún momento fue el cráter de un volcán en la formación de Gran Valle del Rift.


Paramos en un par de sitios tranquilos, junto a dos lagos, a tomarnos unas cervezas y disfrutar del paisaje, hacer fotos, charlar...



¿Alguien ha visto las mariposas?

Nos hubiera gustado dar algún paseo pero se nos haría tarde, y a lo mejor podíamos hacerlo al día siguiente.

Continuamos por la zona de los Crater Lakes, atravesando primero grandes plantaciones de matooke (una variedad de plátano muy extendida en Uganda y de la que ya os hablaré más adelante) y más adelante, en zonas más abiertas, amplias plantaciones de té. Hasta que finalmente el camino se adentró en el bosque de Kibale, en el Parque Nacional de Kibale, donde viven más de 1200 chimpancés.

Aunque no solo hay chimpancés en Kibale. Cómo no, también puedes disfrutar de los omnipresentes babuinos.


A los que no hace falta habituar como a los chimpancés, porque ya se encargan ellos solitos de acostumbrarse a la presencia humana. Debe ser la falta de timidez.





Llegamos al Primate Lodge Kibale, donde se agradece que después del viaje te reciban con un zumo fresquito y una toalla para que te laves las manos mientras comprueban tu reserva.

El Primate Lodge Kibale es un sitio de más alta categoría, perfecto para quien quiera estar en medio de la selva sin renunciar a comodidades. Puedes dormir en las cabañas que tienen, o en tiendas. Nosotros íbamos a probar las tiendas, que las había visto en otro viaje y tenía curiosidad.

Dormir en una tienda en medio de la selva tiene la ventaja de que te sientes más en la naturaleza que en una cabaña entre paredes. Puedes escuchar mejor las aves, el canto de los insectos o incluso en Kibale, las llamadas de los chimpancés si tienes un poco de suerte. Pero claro, como es lógico y comprensible, no a todo el mundo le apetece ir de camping en sus vacaciones, así que siempre está la opción de este tipo de lodges, donde puedes dormir en una tienda pero, como os he dicho antes, sin renunciar ninguna de las comodidades.



Y cuando digo sin renunciar a comodidades me refiero a incluso sin renunciar a tu propio baño (con agua caliente, claro) en la parte trasera de la tienda.


Además, en este lodge las tiendas están lo suficientemente alejadas de la zona común y entre ellas como para que no te veas o te molestes con tus vecinos y te sientas tú solo como el rey de la selva.

Después de ducharnos, durante la cena, es decir, durante una agradable cena a la luz de las velas, nos pusimos a planear con Óscar el resto del viaje. Teníamos reservadas dos noches en el lodge, pero las opciones allí eran sobre todo ver los chimpancés, que Zuzana y yo ya los habíamos visto y Tomáš no estaba especialmente interesado, o hacer alguna ruta andando por los Crater Lakes, que está bien y son bonitos, te puedes bañar en algunos de ellos… El problema era la interminable cantidad de kilómetros que nos quedaban por delante. Así que finalmente decidimos recortar una noche en Kibale y continuar el viaje hacia el norte a la mañana siguiente.

Antes de irnos a la cama, Óscar, que es un tío muy apañao, para qué negarlo, nos había preparado una sorpresa. Había hablado con el director del lodge para que viniera un coro de niños locales a hacer una actuación con canciones y bailes tradicionales de la zona. Todo un detallazo.

Así que, después de la cena y la actuación de los niños, nos fuimos a dormir a nuestras tiendas, dando un corto paseo por el camino que lleva a las tiendas, iluminado con pequeñas lámparas, mientras disfrutas de los sonidos de la selva.



Día 10.

De nuevo un desayuno temprano y a la carretera.

Salimos del Parque Nacional de Kibale y nos desviamos por un camino entre las plantaciones de té, donde paramos un rato a hacer un par de fotos, como no.


Y también a atender las curiosidades de los locales.


Continuamos el viaje y, tras unos pocos kilómetros por la carretera que une Fort Portal con Kampala, tomamos un desvío hacia el norte con dirección a Hoima, por la que es, sin duda, una de las primeras “carreteras” que el gobierno de Uganda debe arreglar para promocionar el turismo. Son 145 kilómetros por un camino de tierra perfectamente irregular en su mayoría. En fin, el viaje en sí también forma parte de la experiencia africana, así que vamos allá.

Óscar nos contó que cerca de Hoima hay un acantilado desde el que hay una impresionante vista del Albertine Rift, la rama occidental del Gran Valle de Rift, así que nos propuso llegar hasta allí para luego bajar por la carretera que desciende el acantilado y pasar la noche acampados a la orilla del Lago Alberto en un lodge estupendo que hay allí. Teníamos por delante una larga jornada de carretera hasta llegar al mirador cerca de Hoima, pero tampoco es para tanto, con buena compañía los viajes no son tan largos. Disfrutemos de África.

Pero la experiencia africana tenía preparada para nosotros una sorpresita. Después de unos pocos kilómetros por los infinitos baches, de vez en cuando teníamos la sensación de que venía un olor como a quemado y Óscar dijo que notaba como si los frenos no funcionaran bien del todo, así que paramos y vimos que la rueda trasera derecha estaba bastante caliente, por lo que decidimos parar en el primer pueblo y buscar un taller para reparar los frenos.

En cuanto llegamos al primer pueblo, que afortunadamente no eran cuatro casas alrededor de la carretera, preguntamos y enseguida encontramos un taller, Óscar le contó al mecánico lo que pasaba y se puso manos a la obra.


Parece ser que las zapatas estaban un poco sueltas e iban rozando con el tambor, así que solo era cuestión de darle vueltas a una ruedecita para sujetar un poco el muelle.



En una media hora la rueda estaba de nuevo en su sitio. El mecánico nos pidió que nos hiciéramos una foto con él...


...guardamos el gato, nos metimos en la furgoneta y seguimos adelante, todo solucionado. Tampoco había sido para tanto.

Hasta que unos kilómetros más adelante… el mismo olor a quemado, Óscar con la misma sensación en los frenos… y comprobamos que la rueda estaba de nuevo caliente.

Paramos en el siguiente pueblo a re-reparar los frenos, que esta vez sí que era del tipo cuatro casas alrededor de la carretera. En cuanto paramos vino alguien diciendo que "I am the engineer here" ¿Cómo? ¿"The engineer"? ¿Cómo que el ingeniero? Al final dedujimos que quería decir que era el mecánico del pueblo.

Sacamos de nuevo el gato y el ingeniero se puso a desmontar la rueda y arreglar los frenos. Esta vez el ingeniero desmontó también la rueda trasera izquierda para comprobar que estaban las dos igual. Muy profesional.


En seguida, todo el mundo entendió que el mejor punto de vista para controlar el asunto era el de Tomáš.


Zuzana y yo nos separamos un poco y nos sentamos a disfrutar de la escena surrealista.


Y al poco nos pusimos a hablar con un hombre del lugar sobre las diferencias entre Uganda y Europa, de quienes tiene más o quienes tienen menos, de quienes necesitan más y quienes necesitan menos, y en definitiva, de quien es más feliz en la vida.

Foto: © Tomáš Kazda

Foto: © Tomáš Kazda

Mientras, el resto del pueblo, especialmente los niños, se había acercado a ver el acontecimiento del mes: los muzungus.



No sé cuantos de estos niños se habrán visto alguna vez en una foto, pero desde luego, era bastante gracioso hacerles fotos...


...y luego enseñárselas.

Foto: © Zuzana Kazdová

 Foto: © Zuzana Kazdová

Pasamos un buen rato, bastante divertido.


Foto: © Zuzana Kazdová

Al rato, el ingeniero terminó de arreglar los frenos y, después de probarlos, le dio a Óscar 6 meses de garantía. Todo esto, por supuesto bajo la atenta mirada de todo el pueblo.


Nos metimos de nuevo en la furgoneta, nos despedimos por la ventana de todo el mundo y seguimos nuestro camino a Hoima.


Íbamos un poco justos de tiempo pero todavía podíamos llegar al mirador y bajar hasta el lodge a dormir.

Al rato pensamos que a lo mejor lo que el ingeniero le había dicho a Óscar no era que le daba 6 meses de garantía, sino que le daba 6 millas de garantía, porque Óscar empezó a notar que los frenos seguían sin estar bien.

Pasados unos kilómetros paramos para comprobar que el ingeniero no solo no había arreglado la rueda derecha, sino que había conseguido que la izquierda también se calentara a la vez que el freno de mano casi no frenara. Todo un prodigio de la ingeniería. Así que ya sabéis, si paráis en un pueblo y alguien os viene diciendo que es el ingeniero, salís corriendo.

En fin, como la autopista por la que vamos en realidad no permite velocidades por encima de los 40 Km/h y los frenos funcionan, decidimos ir despacio y llegar a Hoima a buscar un taller de verdad. Eso sí, asumiendo que lo del mirador y el lodge se queda para la próxima vez que vengamos, qué le vamos a hacer.

Llegamos a Hoima con el tiempo justo para buscar un sitio donde dormir y otro donde llevar la furgoneta. Encontramos un hotel y nos fuimos a un taller a re-re-reparar la furgoneta.

En el taller en Hoima, que es una ciudad más grande, parecían saber más lo que hacían. Una cosa buena es que aquí casi todos los matatu son el mismo modelo de furgoneta o muy parecidos, y muchas furgonetas de safari suelen ser también las mismas (solo que están cuidadas y no se caen a cachos), así que es normal que casi en cualquier sitio sepan arreglarlas.

Después del día de experiencia africana nos dimos una merecida ducha, una merecida cena, y nos fuimos a dormir.


Día 11.

Nuestro camino seguía hacia el norte, hacia el Parque Nacional de Valle de Kidepo (también conocido como Parque Nacional de Kidepo), donde llegaríamos por la tarde. Antes, pararíamos en Gulu, la ciudad más importante del norte de Uganda, a recoger a Steven y Emmanuel, dos amigos de Óscar que nos acompañarían desde allí hasta Kampala.

Al rato después de salir de Hoima, nos dimos cuenta de que, aunque en el taller de Hoima parecía que eran más profesionales y sabían lo que hacían, en realidad tampoco tenían muy claro cual era el problema con los frenos. Por lo menos ahora el freno de mano estaba bien y la rueda izquierda tampoco se calentaba, pero la derecha seguía igual.

De camino a Gulu pasamos por Masindi, otra ciudad relativamente grande, así que paramos allí a intentar re-re-re-reparar los frenos.

Paramos en un taller en la carrera principal y tras desmontar la rueda, un grupo de esos ingenieros que hay por ahí no fueron capaces de hacer nada. Así que decidimos preguntar y enseguida nos indicaron donde encontrar un taller para re-re-re-re-reparar los frenos. Llegamos allí y a los 5 minutos, poco después de desmontar la rueda, teníamos claro que habíamos caído en el que probablemente era el peor taller de Uganda. El hombre no tenía ni idea, enseguida le dijimos que volviera a poner la rueda en su sitio, pero era tan inútil que sabe Dios qué habría tocado, que no era capaz ni de volver a montar la rueda.

Afortunadamente Masindi está muy cerca del Parque Nacional de Murchison Falls, y prácticamente todos los tour operadores pasan por aquí con sus coches, así que Óscar hizo un par de llamadas y enseguida le indicaron un sitio de confianza.

Le dijimos al mecánico inútil que no volviera a tocar la rueda y Óscar se fue en boda-boda a por el mecánico del otro taller, un chico joven con rastas que se movía con agilidad, algo poco habitual por estas tierras. Al poco tiempo tenía otra vez la rueda montada y pudimos llevar el coche a su taller.

Este taller tenía otra pinta, se le veía mejor, dentro de estándares africanos, no os vayáis a pensar, pero era bastante más grande que un mini-garaje con montones de piezas oxidadas amontonadas fuera, que es lo que viene siendo un taller en África. Parece que esta vez sí que por fin nos van a re-re-re-re-re-reparar los frenos.

Después de estar allí un buen rato salíamos para Gulu, por fin de nuevo carretera asfaltada, con la furgoneta recién salida del taller... que maravilla.

Paramos en Gulu a recoger a Steven y Emmanuel y continuamos hacia Kidepo. La carretera a partir de Gulu vuelve a estar sin asfaltar, no es tan mala como la del día anterior a Hoima, pero hay que ir más despacio. Además... ¿A que no lo adivináis...? De nuevo ese aroma a quemado por la derecha... En fin, asumimos que no vamos a llegar a dormir a Kidepo y nos alegramos de haber decidido quedarnos solo una noche en Kibale, y que la experiencia africana no nos estropee el viaje.

Llegamos a Kitgum donde nos tomamos una cerveza fresquita en un hotel y encontramos un sitio decente para dormir. Kitgum es una pequeña ciudad en el norte de Uganda, y la oferta para dormir es limitada, hay sitios no están mal, pero la comodidad se paga. Afortunadamente nos hablaron de un sitio que estaba bien de precio, era decente y estaba limpio. Se llama Timbo Hotel, aunque es más bien un hostal, y si alguna vez pasáis por Kitgum y queréis dormir por un precio razonable, podéis quedaros en él (para saber como llegar, podéis echarle un vistazo al mapa que está al principio).

Parece que al final el viaje no está saliendo del todo como lo teníamos planeado, pero... qué más da, no importa, hakuna matata, disfruta de tu viaje por Áfica.





Hakuna matata - "no hay problema" en swahili.



Acabas de leer la tercera parte del viaje, también puedes leer:

La vuelta a Uganda de wfogg en 16 días - Parte I.
La vuelta a Uganda de wfogg en 16 días - Parte II.
La vuelta a Uganda de wfogg en 16 días - Parte IV.
La vuelta a Uganda de wfogg en 16 días - Parte V.



4 comentarios:

by Fco. dijo...

¡Hola! Leo que continuáis de viaje... me ha gustado este último capítulo, se cumple una regla de oro: No se puede confiar en los mecánicos, independientemente del lugar del planeta donde te ubiques. Oye, me pregunto... ¿por qué no incluyes publicidad en tu blog? Por ejemplo, empresas en Uganda que se dediquen al turismo como la de vuestro amigo Óscar, asociaciones, etc. ¿Cuánto tiempo estaréis en Uganda? Yo recientemente he vuelto de unas prácticas en el condado de Devon (UK) en un cole de primaria... ahora en Madrid. Otra cosa, ¿usas Flickr?¡¡¡Saludos!!!

Javi dijo...

¡Hey Curro!

Me alegro de que te haya gustado la entrada, y de saber de ti, claro. ;-)

Lo de poner publicidad no me atrae, me gusta que sea un blog personal y si pongo publicidad se convertiría en comercial (aunque no cobrara por ella), y prefiero que la gente lo lea sin pensar que le están vendiendo nada. Lo que hago es hablar y dar referencias de los sitios, y no me importa nombrar sitios donde quedarte, como el Timbo Hotel en Kitgum, o el Edirisa en Kabale, aunque no tenga ninguna relación con ellos. Así la gente tendrá la sensación de que de verdad son consejos, que es lo que son.

Y en Flickr tengo dada de alta una cuenta, pero por ahora no la uso. Hay muchas empresas que se lo toman como un mercado para coger fotos gratis (sin pagar y sin avisar, claro). Así que por ahora no, pero más adelante sí que empezaré a poner fotos.

¡Un abrazo!

JOSE dijo...

Hola chicos,acabo de leer tus comentarios y ver tus fotos y las de zu, que bonito todo y que bien escrito.Me alegra veros tan alegres sguir asi,os hechamos de menos.supongo que nos veremos en verano,hasta entonces
Voy a leer a Zu.

Anónimo dijo...

Hola
Intentando localiza a Oscar he llegado a vuestro Blog, me ha gustando mucho la parte de Uganda.
Mi familia y yo estamos interesados en hacer un safari, he intentado localizar a Oscar que tiene una agencia de viajes en Uganda y no he podido, me podéis facilitar su email o web si la tuviera.
Muchas gracias y enhorabuena por el blog.
Mi email es mariano.moreno@uc3m.es por si podéis enviarme dicha información.

Un saludo,

Mariano